Del 21 al 27 de abril fue otra semana donde no paramos ni un segundo. ¡Y no porque estuviéramos obligadas, sino porque queríamos conocer todo lo posible! Además, también era importante para mí que mi novio viviera al máximo esta experiencia.
Seguíamos con nuestra rutina: prácticas por la mañana junto a mi compañera y por la tarde, salíamos a descubrir nuevos sitios. La verdad es que, aunque las prácticas estaban más tranquilas porque había pocos niños, eso nos permitió compartir mucho más tiempo juntas en una misma clase y disfrutar de la experiencia de otra manera.
El martes, después de las prácticas, nos fuimos a Bonn, un pueblito precioso cerca de Colonia, conocido por ser el lugar de nacimiento de Beethoven. Aunque todo cerraba temprano, pudimos visitar su casa, museo y conocer varios rincones mágicos. Bonn transmite una paz increíble… sin duda, volvería otra vez.
Ya el miércoles empezó la lluvia que no nos dejó en toda la semana. Aun así, no nos desanimamos, nos fuimos a un bar de gatos con mi novio y mi amiga. La idea era tomar algo rodeados de gatitos, aunque era un poco caro, así que estuvimos de pasada y terminamos en un kebab, ¡como buenos aventureros!
El jueves fue un día tranquilo porque mi novio volvía a Madrid. Solo fuimos al aeropuerto a despedirnos.
Y el viernes, después de las prácticas, mi amiga y yo aprovechamos para hacer compras para el sábado, ya que había vuelto el buen tiempo y planeábamos hacer un picnic con nuestra compañera de las prácticas.
Llegó el sábado y fue simplemente maravilloso. Fuimos al Parque de los Animales, primero montamos en barcas, ¡momentazo lleno de risas, miedo y locuras! Luego vimos algunos animales y después nos sentamos a comer, charlar y disfrutar del momento. Estuvimos sentadas desde las 4 de la tarde hasta las 9 de la noche, ¡sin darnos ni cuenta! Después fuimos a cenar a un Burger King y seguimos hablando hasta la una de la madrugada.
Como vivimos en un pueblecito de Colonia y ya no pasaban buses a esas horas, nuestra compañera nos llevó en coche a casa. Pusimos la música a tope, cantamos como si estuviéramos en una fiesta… ¡fue uno de esos momentos que deseas que no se acaben nunca!
El domingo, después de habernos acostado a las 3 de la mañana, nos levantamos con ganas de descansar. Pero somos tan inquietas que después de descansar un poco, a las 5 de la tarde decidimos salir a explorar nuestro barrio. Descubrimos zonas de flores, bosques, fábricas… ¡y terminamos haciendo unos TikToks entre margaritas y vistas preciosas!
Cada semana aquí es más especial. Aprovechamos cada segundo, hacemos locuras y vivimos intensamente, porque al final la vida es una, y está para eso para vivirla al máximo.