Descubriendo Köln 🏞️🐃🚠

Este finde tocó un plan muy local y natural: ¡día completo descubriendo rincones de Köln!

Empezamos la aventura en un parque enorme, de esos con lago incluido y patitos nadando tranquilos. Alquilamos una barquita y nos lanzamos al agua (bueno, no literalmente). Fue súper divertido remar entre los patos y disfrutar del sol y la calma del lugar.

Después caminamos un poco y terminamos entrando a una parte del parque donde había un mini zoológico gratis. Había gallinas, vacas, patos, burros, cabras, ovejas… y lo mejor de todo es que podías darles de comer. Estuvimos un buen rato ahí, como si fuéramos niños otra vez.

Más tarde fuimos al centro de Köln y subimos al teleférico, desde donde se ve toda la ciudad. Las vistas desde arriba son una pasada, totalmente recomendables si vienes por aquí.

Para terminar el día con broche de oro, dimos unas vueltas en bicis y cerramos con una cena en un restaurante peruano que se llama El Inca. ¡Qué bien comimos!

Köln tiene mucho más que su catedral, y poco a poco lo vamos descubriendo.

Viaje a Geldern🚇🛝

Esta semana las prácticas en la escuela siguieron igual de bien que siempre. Cada día me siento más cómoda, los niños siguen siendo adorables y el ambiente en general es súper agradable. Pero lo más especial de esta semana fue el finde… ¡porque me fui de viaje a Geldern a visitar a mi familia!

Nada más llegar, fuimos a comer juntos y luego a dar una vuelta por el centro de la ciudad. Es muy tranquilo y bonito, como sacado de una postal. También aprovechamos para visitar algunas ciudades de los alrededores y, por la tarde, hicimos un picnic en un bosque precioso.

El domingo también fue muy completo: salimos temprano a desayunar fuera  y después fuimos al parque con las niñas, que no pararon ni un segundo. Terminamos el día comiendo fuera otra vez, disfrutando del buen tiempo y de la compañía.

Alemania me sigue sorprendiendo. Me encanta el clima fresco, las casas tan cuidadas, las plantas por todos lados, las vistas verdes.

Transporte público Aleman 🚇🚍


Una de las primeras cosas que me llamó la atención en Alemania fue el transporte público. Y no solo porque sea relativamente fácil moverse, sino por lo raro que es todo (pero en el buen sentido… casi siempre).


Lo primero: el Deutschlandticket. Por 58 euros al mes puedes subirte a cualquier tren (menos los ICE, IC), bus, tranvía o metro del país. Lo más loco es que casi nunca tienes que enseñar el ticket. Entras al bus como si nada, no hay torniquetes, ni maquinita para picar el billete… ¡ni siquiera el conductor te lo pide! Te subes, te sientas, y parece que todo es gratis. 


Pero claro, esto no es el paraíso: a veces aparecen los temidos inspectores. Se visten de civil, se suben al bus como cualquier pasajero, y de pronto empiezan a pedir los tickets. Si no lo tienes multa de 60 euros. Así que sí, parece todo muy libre, pero no te confíes. Mi consejo es que siempre pagues el billete.


Ahora, hablemos de los trenes. Uno pensaría que en Alemania todo es puntual, eficiente ¡pues no! Los trenes siempre tienen algún drama: retrasos, cancelaciones, cambios de última hora, obras en las vías, tren que desaparece misteriosamente de la pantalla… Y lo más divertido es que los alemanes ya lo asumen con total calma. Nadie se sorprende.


Eso sí, cuando todo funciona, es una maravilla: llegas lejos, rápido, y ves paisajes espectaculares.

Mi llegada a Colonia

El jueves comenzó mi aventura de Erasmus: volamos a Alemania y aterrizamos en el aeropuerto de Düsseldorf. Desde allí, nos dirigimos a Colonia, nuestra nueva ciudad para las próximas semanas.

El viernes fue un día tranquilo, sin muchos planes, perfecto para adaptarnos al cambio.

Pero el sábado decidimos salir con mi compañera a explorar un poco. Primero fuimos a ver dónde estaba nuestra escuela y el trayecto que tendríamos que hacer diariamente. También aprovechamos el fin de semana para hacer más compras y, de paso, conocer la famosa catedral de Colonia. Nos impactó muchísimo su tamaño, es impresionante verla en persona por lo alta que es.

El lunes llegó el gran día: empezamos nuestras prácticas. Desde el primer momento, nos sentimos muy bien acogidas. La escuela es bilingüe, así que muchos niños y padres hablan varias lenguas, entre ellas el español, lo que ha hecho que la adaptación sea más fácil y el ambiente muy enriquecedor.

Los niños son adorables y estoy segura de que esta experiencia será inolvidable.

Algunas fotografías de la catedral y los alrededores: