Semana 5 (parte 2)

Día 31. Allianz Arena

Hoy fuimos a ver el Allianz Arena, que es el estadio del Bayern de Múnich. Por fuera es bastante bonito, y por las noches cuando hay partido se ilumina de rojo.

Aunque, la verdad, no soy muy de fútbol y tampoco me interesa especialmente este equipo, así que no entré a ver el interior del estadio.

Día 33. Maximilianstraße

Hoy en el trabajo hemos estado instalando un equipo de grabación en el salón de actos, para que puedan retransmitir por Zoom los eventos, charlas o talleres que organicen. Hemos estado probando cámaras, micrófonos, altavoces… Y aunque no sea del todo informática, me ha parecido muy entretenido y he aprendido bastante de audiovisuales.

Al salir del trabajo, fuimos a acompañar a un compañero a comprar unas cosas y pasamos por Maximilianstraße, una calle enorme llena de tiendas de ropa y accesorios de lujo. Hay muchas tiendas caras juntas como Balenciaga, Gucci o Versace y mucha gente elegante con dinero.

A mí me recuerda un poco a la calle Serrano de Madrid, ya que las dos son calles largas en el centro de la ciudad y con prácticamente las mismas tiendas.

Museo del Bayern y recorrido por el Allianz Arena

Uno de los planes que más ganas tenía de hacer desde que llegué a Múnich era visitar el Allianz Arena y el museo del Bayern Múnich, y por fin lo hice. La verdad, si eres fan del fútbol, es una experiencia súper interesante y vale mucho la pena.

Empezamos por el Museo del Bayern, que está justo dentro del estadio. Está muy bien montado y te cuenta toda la historia del club desde su fundación en 1900. Hay un montón de información sobre los jugadores que marcaron época, los momentos históricos del club, las copas ganadas y hasta el palmarés de las otras secciones deportivas del club (como baloncesto o fútbol femenino). Ver todas las Champions y trofeos juntos impresiona bastante. Al final del recorrido te ponen un documental de unos 13 minutos que repasa la historia del club de forma muy emotiva.

Después hicimos el Arena Tour, que te lleva a recorrer el estadio por dentro. El guía nos explicó un montón de detalles sobre la construcción del estadio, cómo funciona el sistema de iluminación exterior que cambia de color según el evento, y también los precios de las entradas dependiendo de la zona en la que te sientes.

En una parte del recorrido nos dejaron gritar dentro del estadio para comprobar su acústica, y sí es verdad es que retumba un montón. Luego fuimos a la zona donde se sientan los familiares de los jugadores, un sitio más tranquilo y con buena vista. Después conocimos la sala de prensa, que es donde hacen las ruedas de prensa después de los partidos, y de ahí pasamos a lo mejor: los vestuarios del equipo con las camisetas colgadas y el kit completo para jugadores como Kimmich, Müller y Neuer.

Y para cerrar con broche de oro, hicimos el recorrido por el túnel de salida al campo con la música de la Champions sonando de fondo. Fue una pasada caminar por ahí como si fueras uno de los jugadores antes de un partido importante. Una vez en el campo, nos sentamos en la zona de los suplentes y tengo que decir que esas sillas son las más cómodas que he probado en mi vida. Se nota que están hechas para estar ahí concentrado durante 90 minutos o más.

La única espinita que me quedó fue que no lo pude ver iluminado por fuera de noche, porque eso sí que es algo especial. Pero bueno, eso queda pendiente para otro día.

Regensburg

Este fin de semana decidimos hacer una escapada a Regensburg, una ciudad al este de Baviera. Fuimos en tren regional desde Múnich y el viaje duró alrededor de una hora y media. Al llegar, empezamos explorando el centro histórico, que está súper bien conservado y tiene ese aire medieval que hace que parezca que estás caminando en otra época.

Una de las primeras cosas que vimos fue el Antiguo Ayuntamiento (Altes Rathaus), un edificio bastante imponente con una fachada típica bávara. Desde ahí, seguimos hacia la Catedral de San Pedro (Dom St. Peter), que está justo en el centro y es impresionante por fuera y por dentro, con su arquitectura gótica bien marcada.

Después pasamos por la famosa Porta Praetoria, una antigua puerta romana que se dice que fue cruzada por Marco Aurelio durante el Imperio Romano. Y pensar que estás caminando por los mismos lugares que personas de hace más de mil años.

Luego caminamos hasta el río Danubio (Donau), que atraviesa la ciudad, y desde allí vimos el Steinerne Brücke (Puente de Piedra), uno de los puentes medievales más antiguos de Alemania. Las vistas desde ahí son muy bonitas, con el agua, los edificios antiguos y los barquitos cruzando.

Por la tarde, nos aventuramos un poco fuera de la ciudad para visitar el Walhalla, que era uno de los lugares que más me llamaban la atención. Está ubicado sobre una colina a orillas del Danubio y para llegar hay que tomar un autobús o coche (en nuestro caso, un bus desde la estación principal). El sitio es espectacular: es un templo estilo griego con columnas enormes que se parece al Partenón de Atenas, pero dedicado a figuras importantes de la historia alemana.

Dentro del Walhalla hay bustos y estatuas de personajes históricos como científicos, escritores, músicos, políticos, etc. Me pareció súper interesante y también impresionante por la forma en la que está construido. Desde arriba, las vistas del Danubio y del paisaje bávaro valen totalmente la pena.

Semana 5

Día 30. Regensburg

Hoy hemos ido a Regensburg, que es una ciudad muy conocida por aquí que nos habían recomendado. Es bonita, aunque no tiene tantos monumentos interesantes.

Lo más importante es la catedral, que es enorme y se ve desde cualquier parte de la ciudad. También pasa por ahí el Danubio y hay unos pocos sitios de interés menos llamativos.

Además, fuimos a ver el Walhalla, que está a las afueras, pensando que era de mitología nórdica. Pero no tiene nada que ver. Fue construido por el rey Ludwig I como un templo para honrar a famosos alemanes que le gustaban a él, retratándolos como si fueran dioses, y de ahí el diseño. Y dentro hay esculturas de Mozart, Bach, Einstein…

Y una tienda que me ha parecido muy guay es el «Dackelmuseum», que es el museo del perro salchicha. Pero en realidad es una tienda pequeñita llena de objetos y accesorios de todo tipo con dibujos y formas de perros salchicha. Me ha hecho mucha gracia, aunque estaba lleno de gente.

DESPEDIDAS, SORPRESAS Y AVENTURAS INOLVIDABLES🌺✨

Esta semana del 7 al 13 de abril ha sido muy especial y con muchas emociones. Durante mis prácticas, estuvimos haciendo las despedidas a nuestra directora y su familia, ya que se van a vivir a España. Fue un momento emotivo y bonito, lleno de cariño por todo lo compartido con ellos. Al mismo tiempo, siento que cada vez tengo más confianza y relación con mis compañeras. Son todas muy buenas, cercanas y me siento muy afortunada por estar viviendo esta experiencia. El lunes incluso nos fuimos a comer mi amiga, la compañera de mi escuela y yo, después de clase, ¡fue un momento muy agradable para compartir fuera del aula!

Aprovechando el buen tiempo que nos acompañó esta semana, también salimos con los peques al exterior para disfrutar del sol y el aire libre, lo cual fue genial tanto para ellos como para nosotras.

Y por si fuera poco, ¡el miércoles tuve una sorpresa preciosa! Mi novio vino a verme sin avisar, y ese mismo día salimos juntos a conocer un poco más la zona. Me hizo mucha ilusión.

El fin de semana fue la guinda del pastel. El sábado, desde por la mañana, salimos a recorrer el parque que ya había visitado el finde pasado, porque quería que lo conocieran tanto mi novio como mi compañera. ¡Y fue una pasada! Alquilamos unas bicicletas tipo barca súper chulas, montamos, nos reímos un montón y disfrutamos un montón del paseo. Luego fuimos a ver a los animales del parque y hasta les dimos de comer.

Después de eso, nos fuimos a comer y pasear por el centro, y aprovechamos para subir a un teleférico con unas vistas espectaculares, ¡muy recomendado! Por la tarde visitamos la catedral por dentro, dimos una vuelta con mi novio y mi compañera y nos montamos en bicicleta. Para cerrar el día con broche de oro, nos fuimos a cenar todos juntos a un restaurante peruano con una compañera del trabajo. La comida estuvo increíble, ¡un 10 de 10!

El domingo fue más tranquilo, ideal para recargar energías. Aprovechamos para hacer comida casera, descansar y jugar a juegos de mesa, que siempre es un buen plan para cerrar una semana tan completa.

Descubriendo Köln 🏞️🐃🚠

Este finde tocó un plan muy local y natural: ¡día completo descubriendo rincones de Köln!

Empezamos la aventura en un parque enorme, de esos con lago incluido y patitos nadando tranquilos. Alquilamos una barquita y nos lanzamos al agua (bueno, no literalmente). Fue súper divertido remar entre los patos y disfrutar del sol y la calma del lugar.

Después caminamos un poco y terminamos entrando a una parte del parque donde había un mini zoológico gratis. Había gallinas, vacas, patos, burros, cabras, ovejas… y lo mejor de todo es que podías darles de comer. Estuvimos un buen rato ahí, como si fuéramos niños otra vez.

Más tarde fuimos al centro de Köln y subimos al teleférico, desde donde se ve toda la ciudad. Las vistas desde arriba son una pasada, totalmente recomendables si vienes por aquí.

Para terminar el día con broche de oro, dimos unas vueltas en bicis y cerramos con una cena en un restaurante peruano que se llama El Inca. ¡Qué bien comimos!

Köln tiene mucho más que su catedral, y poco a poco lo vamos descubriendo.

PEQUEÑOS GESTOS, GRANDES DÍAS

Esta semana en las prácticas ha estado llena de detalles sencillos, pero profundamente significativos. He seguido compartiendo tiempo con los más pequeños, observando sus rutinas, sus formas de comunicarse y lo más especial recibiendo esos pequeños grandes regalos que solo ellos saben ofrecer. Desde una ramita de hierba hasta una piedrecita «mágica», pasando por una flor que claramente había sido arrancada con todo el amor del mundo, objetos que aunque puedan parecer insignificantes para un adulto, tienen un valor inmenso cuando se ven a través de los ojos de un niño. Son sus formas de decir «te he pensado», «me importas», o simplemente «esto es bonito, quiero que lo tengas tú». Estas muestras espontáneas de afecto me recuerdan lo importante que es valorar los gestos cotidianos y cómo la conexión con ellos crece día a día.
Además, sigo conociendo mejor los preparativos para la primavera, que se respira tanto dentro del aula como fuera de ella: hay una energía distinta, más ligera, más viva.

Por otro lado, esta semana también tuvo un giro inesperado: mi compañera se fue a visitar a su prima (¡muy merecido descanso para ella!) y yo me quedé sola. Pero lejos de dramatizar, decidí aprovecharlo como una oportunidad para pasar tiempo conmigo misma, algo que a veces escasea entre rutinas, trenes y tareas. El sábado visité un lugar parecido a un pequeño zoológico, donde los animales estaban al aire libre. Lo más bonito fue poder darles de comer, observarlos de cerca y simplemente estar allí, sin prisas. Me recordó lo reconfortante que es conectar con la naturaleza sin necesidad de hacer nada más. Después, decidí ir al centro de la ciudad y conocerlo con más calma. Curiosamente, me dio la sensación de estar en Madrid un sábado soleado. El ambiente, las tiendas, incluso la forma en que la gente paseaba… todo tenía ese aire familiar que te hace sentir en casa aunque estés lejos.

El domingo fue un plan tranquilo, no hice absolutamente nada (y qué bien sienta a veces). Lo dediqué por completo a mí: a descansar, a mirar por la ventana sin pensar mucho, a ordenar pensamientos y a cargar pilas. Porque sí, estar sola también es una forma de cuidarse.

ENTRE CATEDRALES Y APRENDIZAJES: COLONIA AL DÍA

Con la llegada de la primavera, Colonia florece en todos los sentidos. La ciudad, ya de por sí llena de historia y vida cultural, se transforma en un espacio donde el color, el aire fresco y las celebraciones de Pascua marcan el ritmo de los días.

Los parques se llenan de flores y familias paseando, las terrazas se reactivan con la primera luz cálida del sol, y se respira ese ambiente alegre y renovador que solo la primavera puede traer. Lugares como el Rheinpark, el Volksgarten o simplemente los paseos junto al Rin invitan a disfrutar del tiempo libre al aire libre, a observar cómo cambian los árboles y a dejarse sorprender por los pequeños detalles estacionales.

La Naturaleza: Presente y Valiosa en la Vida Cotidiana

Una de las cosas que más llama la atención en Colonia y en general en Alemania es la importancia que se le da a la naturaleza en la vida cotidiana. Desde muy pequeños, los niños aprenden a respetar y valorar su entorno natural. Los espacios verdes no solo están bien cuidados, sino que forman parte activa del día a día: son lugar de encuentro, juego, exploración y aprendizaje.

Ya sea en una gran zona como el Stadtwald o en los jardines que rodean una guardería, el contacto con la naturaleza está presente en todas las edades. La primavera, con su renovación visual y sensorial, se convierte en el escenario perfecto para reforzar esta conexión: se sale a observar flores, a escuchar pájaros, a tocar el césped mojado o simplemente a correr bajo el cielo abierto.

Para quienes venimos de otros contextos, es inspirador ver cómo aquí se vive con tanta naturalidad esa armonía entre lo urbano y lo natural, y cómo se protege esa relación desde lo cotidiano.

Pascua: una tradición viva en las calles

Durante estas semanas, Colonia celebra también la Pascua, y la ciudad se viste con símbolos tradicionales: huevos decorados, conejitos, flores y mercados llenos de productos típicos.

Los mercados de Pascua, instalados en plazas como Heumarkt y Neumarkt, ofrecen artesanías, dulces de temporada y actividades pensadas para todos los públicos. Es fácil perderse entre los colores de los huevos pintados a mano o el olor de los dulces tradicionales que invitan a hacer una pausa y disfrutar.

En muchos espacios culturales y educativos, también se organizan talleres de decoración de huevos, búsquedas del tesoro para niños, cuentacuentos primaverales y conciertos al aire libre. Algunos museos, como el Museo del Chocolate, incluso adaptan su programación a esta época del año con actividades especiales para familias.

Una primavera que se siente

Más allá de lo festivo, lo más bonito de esta temporada es cómo se vive en lo cotidiano: la gente se anima a pasar más tiempo fuera, los niños juegan más en los patios y parques, y se siente una energía distinta en el ambiente, como un pequeño «renacer» después del invierno.

Estar en Colonia en estas fechas es disfrutar de una ciudad activa, alegre y profundamente conectada con sus tradiciones. La primavera aquí no solo se ve: se celebra y se vive.

AULA Y ANDENES: ESCAPADA IMPULSIVA

Tras finalizar nuestra primera semana de prácticas , el fin de semana transcurrió en completa calma. No salimos de casa, y ese descanso fue justo lo que necesitábamos para recargar energías y prepararnos para la semana que venía.

La semana del 24 al 30 de marzo comenzó con intensidad. Entre semana, mi rutina se centró en asistir a las prácticas, donde cada día me siento más conectada con los niños y niñas, disfruto de cada momento y sigo aprendiendo, no solo de ellos, sino también de la experiencia misma. Sin embargo, el viernes algo dentro de mí me impulsó a romper la monotonía: decidí, casi sin pensarlo, viajar a Hamburgo para visitar a mi tía.

El trayecto no fue sencillo. Salí a las 4 de la tarde, pero no llegué hasta la 1 de la madrugada debido a los constantes retrasos en los trenes. El viaje se hizo largo, pero cada minuto valió la pena.

Una vez allí, aproveché para recorrer la ciudad, desde el centro hasta los alrededores de la casa de mi tía, pasando por lugares cargados de historia que marcan la identidad de Alemania. Pero, más allá del turismo, lo más valioso fue el tiempo en familia. A veces, uno no se da cuenta de cuánto necesita reconectar hasta que finalmente lo hace.

No voy a idealizar la experiencia. La semana tuvo sus altibajos porque como en cualquier proceso de crecimiento, hay días buenos y otros más desafiantes. Sin embargo, estos momentos de cambio y desconexión son fundamentales. Salir de la rutina, aunque sea por un instante, actúa como un verdadero chute de energía, permitiendo volver con una nueva perspectiva y renovada con ganas de seguir adelante.

Semana 4 (parte 2)

Día 25. Mittenwald

Ayer fuimos a los Alpes, a un pueblo llamado Mittenwald, cerca de la frontera con Austria. Y, la verdad, nunca había visto nada parecido. Tuvimos suerte, porque había más de un metro de nieve, el cielo estaba despejado y el paisaje era inmenso… Todo lleno de montañas nevadas enormes y muy poca gente.

Después de morirnos de frío en la nieve fuimos a un bar con mirador a comer Apfelstrudel mirando las vistas. El Apfelstrudel es otro de esos postres típicos de Austria, que es pastel de manzana servido con helado y nata. Hasta ahora de los mejores postres que he probado.

Por otro lado, ayer se me olvidó mencionar una cosa que me pareció curiosa de los semáforos en Austria. En Salzburgo, los semáforos para peatones se ponen en verde y te dejan apenas 5 segundos para cruzar antes de ponerse en rojo, así que hay que darse prisa. Es algo que nunca había visto y me ha hecho gracia lo absurdo que es. Tened cuidado si vais a Salzburgo…