¡Hola otra vez!
Hoy ha sido el segundo día de esta experiencia Erasmus en Helsinki. Hemos dedicado toda la mañana a visitar otro de los cinco campus del Helsinki Vocational College, en este caso el 4, que es tan amplio que ha dado para seis horas de visitas.
La mañana se ha dividido en dos partes. En la primera parte nos hemos dedicado a conocer de cerca el intrincadísimo sistema de apoyo que tienen instaurado en el centro. En Helsinki se concentra la mayor parte de estudiantes con necesidades especiales de Finlandia (para que os hagáis una idea, más del 60% de alumnos del campus no hablan Finlandés, Sueco o Inglés como primer idioma) y allá donde detectan una necesidad educativa, proponen medios para abordarla. La red de apoyo se compone de trabajadores sociales, traductores, profesores de educación especial, profesores de apoyo, orientadores, coaches laborales, acompañantes, supervisores…
Mi sensación es que en España estos recursos, que son bastante más limitados, están muy reforzados en otras etapas educativas, pero aun falta mucho por hacer en el universo de la formación profesional. Por ahora, con la poca infraestructura de la que disponemos, mi reflexión es, ¿qué puedo hacer yo como profesor para evitar que los alumnos, con necesidades especiales o no, se queden atrás?
Por otro lado, el resto de la mañana lo hemos dedicado a visitar las instalaciones de los diferentes ciclos. Hoy han tocado ciclos afines a mi especialidad, como Farmacia y parafarmacia y Prótesis dental. En este caso las instalaciones y el método de trabajo eran muy similares a las que estoy acostumbrado a ver y ha sido muy interesante hablar sobre currículos y métodos de enseñanza con compañeros que imparten los mismos módulos que he impartido yo. Aun así, tenían algunos aparatos muy chulos con los que nos han puesto los dientes un poco largos, como un alamacén/dispensador robótico de medicamentos y dos tipos de impresoras 3D con la que generan prótesis dentales.
En cuanto a la ciudad, hay dos cosas que, después de hoy, puedo recomendar encarecidamente. La primera es el pescado. Pedid todo el pescado que podáis en todas las formas que se os ocurra, es relativamente barato comparado con otros alimentos y no sé qué tiene pero sabe mejor.
La segunda, como no podía ser de otra manera, son las saunas. Hoy hemos visitado una de las más populares de la capital. Estar dentro de la sauna con vistas al Báltico, bañarte luego en el agua casi helada del mar y tomar algo alrededor de la chimenea rodeado de gente de todo el mundo es una experiencia muy emocionante. Y congelante también, para qué mentiros.
¡Hasta mañana!