¡Hola a todos!
El último día de la visita ha sido muy interesante. Hemos vuelto al campus 1 y hemos tenido una reunión con la encargada de las admisiones de los estudiantes. Nos ha contado qué criterios utilizan para elegir al alumnado que se puede matricular cada año, y algunos de ellos nos han sorprendido bastante. ¿Sabíais que aquí la nota no cuenta para entrar? Si un candidato cumple todos los requisitos necesarios para ser estudiante de un grado en concreto, tiene derecho a hacerlo. ¿Cómo se elige entonces, cuando las plazas son limitadas? Pues por sorteo. Así, si te eliges un grado muy popular, tienes menos posibilidades de entrar, pero las mismas que el resto. ¿Qué os parece este sistema? Desde luego es muy afín a su forma de pensar: todo el mundo tiene derecho a la educación.
El resto de la mañana lo pasamos visitando algunos “youth workshops”, donde jóvenes en riesgo de exclusión social hacen un programa de seis meses que los inicia en el mercado laboral. Están destinados a mejorar sus habilidades laborales (levantarse todos los días a la misma hora, aparecer por el trabajo, ser responsables…) pero especialmente para crear una red de cuidados y orientarlos en cuál será su siguiente paso al acabar el programa. Por lo general, todos comienzan a estudiar un grado tras ello.
Uno de los youth workshops con más éxito es una cafetería que hemos visitado hoy. Está situada en una antigua casa de pescadores en un lago. ¡Viendo el paisaje es normal que tenga tanta afluencia de público!
Con el fin de la visita vinieron las despedidas. Fue un poco triste, sí, pero nos quedamos con la promesa de visitarnos en nuestros países de origen. ¡El viaje a Eslovenia está prácticamente asegurado!
Ahora escribo desde el aeropuerto. Han pasado dos días desde que nos despedimos. Por supuesto, a estos días se les ha sacado mucho provecho. Entre otras cosas, he visitado la ciudad de Porvoo, muy cerquita de Helsinki, famosa por sus casitas construidas a la orilla del río, y situada en un entorno natural espectacular.
Ayer estuve en Tallin, donde se llega tras un viaje de dos horas en ferry. No es por desmerecer a Helsinki, pero turísticamente Tallin tiene mucho más que ofrecer. ¡El casco viejo es precioso! Eso sí, la comida y la gente no es tan agradable como en la capital finlandesa.
Espero que con las fotos que os pongo os hagáis una idea de cómo ha sido la experiencia. Me ha gustado mucho compartirla con vosotros mediante este blog.
¡Nos leemos en la próxima Erasmus!