Durante mi primera semana en Terranova, he estado recorriendo el pueblo y sus tiendas para comparar precios. Resulta que son bastante similares a los de Madrid, la pasta es bastante barata, pero el marisco está a precio de oro.
En cuanto al trabajo, he estado charlando un poco y conociendo a mis compañeros de departamento. Lo más importante esta semana era hacer buenas migas con todos y adaptarse al entorno laboral. Afortunadamente, mis colegas (la mayoría universitarios) son muy simpáticos y agradables.
Además, hay una pequeña zona común con una cafetera y aperitivos que es perfecta para hacer un descanso después de estar concentrado en el trabajo.