Hola, hola, holaaa… Aquí Lara de nuevo.
Los primeros días de mi estancia en Irlanda han sido una completa locura, una locura muy fresca; no solo por el viento que suele recorrer cada rincon de la capital irlandesa, sino de la cantidad de cambios nuevos que he tenido que hacer en poco tiempo, deprisa y corriendo, sobre varias cosas, en general. Al principio me sentaba casi como si me echasen una jarra de agua fría en cima por todas partes, pero… A medida que pasan las horas, me parece manejar cada vez mejor las situaciones que se me presentan.
En la escuela, al principio me parecía que no iba a poder con todo, pero – como ya he dicho antes – tarde o temprano, voy controlando la situación por muy complicado que me resulte.
Al menos, gracias al puente y los festejos que han tenido por aquí por el día de San Patricio, esa atmósfera tan tensa que parecía no abandonarme nunca, han conseguido alejar esos nervios de los primeros días que me tenían con los sentidos en alerta las 24h del día.
El ambiente que se ha estdo respirando estos primeros días, es de lo más gratificante, ver a todo el mundo con tan buen humor y compartiendo experiencias en cada rincón, rejuvenece el alma.