Estoy super emocionada y a la vez algo triste, porque el reloj de arena toca a su fin y con él el final de una etapa más en mi vida estudiantil.
Estos dos meses han significado muchísimo para mi, ya que me han enseñado a valorar más las cosas que consigo, las que ya tengo y las que quiero conseguir en el futuro; pero sobretodo, me han enseñado a valorar a las personas que tengo a mi lado cada día y a las que no veo muy a menudo aún más.
Con este ciclo, he visto mis fortalezas y mis flaquezas; sobre todo aquellas características mías que, dependiendo del momento, pueden significar o suponer lo contrario (fortaleza <>flaqueza) y he a prendido a cómo dejar ambas partes en un estdo más o menos neutral.
Y con respecto a los niños del Links St. Olaves, los voy a extrañar muchisimo; ellos son los primeros niños a los que he acompañado en su aprendizaje diario – aunque sea por un corto periódo de tiempo -. Ellos han sido los queme han enseñado a cómo disfrutar de las pequeñas cosas y cómo era sentir sin tapujos.
Creo que, al final, «mis peques» me han enseñado más cosas a mi de lo que podría haber imaginado, cosas que van muchísimo más allá de la teoría de los libros de texto y de la práctica en sí.