Hoy dejamos Múnich y, aunque tenía muchas ganas de volver a casa, también lo hice con cierta pena. Han sido unos meses llenos de experiencias únicas, aprendizajes, nuevos amigos, nuevos lugares y momentos que voy a recordar siempre.
Si alguna vez tenéis la oportunidad de iros de Erasmus, no lo dudéis. No solo se aprende muchísimo a nivel profesional, es también una experiencia personal increíble. Yo me llevo la sensación de haber aprovechado cada día y de volver siendo una versión más rica y completa de mí mismo.
Os dejo unas fotos desde el avión. Tuve suerte y me tocó ventanilla. Esta vez sí, pude ver los Alpes al atardecer… Una despedida preciosa.
Y así, sin darme cuenta, llegamos a la última semana de esta experiencia que sin duda voy a recordar por siempre. El jueves tuvimos nuestra pequeña despedida en el centro de trabajo, un compartir que preparamos entre todos, con ayuda del personal del centro, que también trajeron bocaditos típicos bávaros y nos ayudaron a que fuera un momento muy bonito y especial.
Estoy muy agradecido con todas las personas que nos recibieron desde el primer día con buena actitud, disposición para ayudarnos, y sobre todo, con respeto y amabilidad. También con mis compañeros becarios de informática, con quienes compartí tantas horas, tanto trabajo como momentos de risas, bromas y colaboración. Fue genial poder aprender unos de otros, resolver incidencias juntos y sentir ese ambiente de equipo.
La verdad es que esta experiencia me permitió entender mejor cómo es el trabajo real de un informático dentro de una institución, con problemas técnicos del día a día, decisiones que tomar y soluciones que encontrar con los recursos que se tienen.
Y además de todo lo profesional, esta experiencia me permitió la oportunidad de conocer ciudades que quizás nunca pensé visitar tan pronto, y que me sorprendieron muchísimo. Me dejaron con las ganas de volver y seguir explorando más a fondo. Múnich en sí me pareció una ciudad espectacular: muy segura, bien conectada, con una mezcla entre modernidad y tradición, y aunque el coste de vida es alto, creo que logré disfrutarla casi por completo.
También conocí gente nueva, de diferentes lugares y con distintas historias, pero todas ellas muy simpáticas y con buena vibra. Me llevo recuerdos increíbles, aprendizajes que no se enseñan en clase, y sobre todo, muchas ganas de volver algún día, reencontrarme con esta ciudad y con algunas de las personas que hicieron que esta experiencia sea tan especial.
Este fin de semana hicimos una escapada muy completa. Primero visitamos Augsburg, que está a solo una hora en tren desde Múnich. Una de las cosas que más me gustaron fueron las fuentes monumentales dedicadas a dioses romanos como Hércules, Neptuno y Mercurio, que están distribuidas por el centro y representan la relación de la ciudad con el agua.
También vimos la catedral de Augsburg, que tiene una mezcla de estilos románico y gótico y unas vidrieras impresionantes. Dimos una vuelta por la Residencia, un edificio barroco que muestra el poder que tuvo la ciudad en su época, y paseamos por sus plazas y calles tranquilas, donde todavía se notan influencias medievales y renacentistas.
Después seguimos el viaje hasta Ulm, que está a unas dos horas de Augsburg. Desde que sales de la estación ya se puede ver una de las cosas más impresionantes de la ciudad: su catedral, que tiene la torre de iglesia más alta del mundo con más de 160 metros.
Primero nos dirigimos al barrio de los pescadores (Fischerviertel), una zona llena de canales, casas de entramado de madera y puentes pequeños. Es un lugar muy pintoresco, casi como sacado de un cuento.
Mientras caminábamos por el centro pasamos por varios edificios importantes como el ayuntamiento (Rathaus), decorado con frescos, y la torre inclinada de Ulm, que está visiblemente torcida. Luego llegamos al río Danubio, donde se puede ver el contraste entre Ulm y Neu-Ulm, que está del otro lado del río y tiene edificios más modernos.
También visitamos el jardín botánico y una estructura que tenía un mirador desde donde se ve buena parte de la ciudad. Después de eso pasamos por una estatua dedicada a Albert Einstein, que nació en Ulm. Finalmente, regresamos para ver de cerca la catedral y aunque no subimos esta vez, impresiona muchísimo al estar justo debajo de la torre.
El otro día hicimos dos visitas bastante interesantes en Múnich. Primero intentamos ver la celebración del Bayern Múnich por ganar la Bundesliga en Marienplatz, pero cuando llegamos al mediodía, estaba completamente lleno y había cerrado las calles aledañas. Era imposible moverse, así que decidimos cambiar de plan e ir al Deutsches Museum, el museo de ciencias y tecnología más grande del mundo.
Llegamos un poco tarde, tipo 2 de la tarde, y el museo cerraba a las 5, así que no pudimos verlo todo. Aun así, lo que vimos estuvo muy chevere: había secciones donde te explicaban la evolución de distintas tecnologías, con experimentos interactivos, maquetas, motores, aviones, barcos, instrumentos científicos antiguos y muchas cosas más. La parte de energía y física me pareció muy interesante. No saqué muchas fotos porque preferí aprovechar el tiempo, pero definitivamente es un sitio al que me gustaría volver con más calma.
Al día siguiente fuimos al Palacio de Nymphenburg, ahora sí bien temprano, y la experiencia fue totalmente diferente. Con el carnet de estudiante pudimos entrar gratis, y aprovechamos para ver todo con tranquilidad. El palacio es enorme y está lleno de habitaciones lujosas, cuadros impresionantes, techos decorados y detalles que muestran la vida de la realeza bávara.
Después pasamos por la zona de los carruajes reales, súper bien conservados, y otra sección con cerámicas y objetos decorativos como estatuillas muy detalladas.
Lo que más me llamó la atención fueron las estructuras repartidas por los jardines: había una cocina con decoración rústica, una casa de baños con paredes pintadas, otra especie de salón decorado con mayólicas de inspiración china, muebles tallados, y finalmente una pequeña capilla en estilo italiano que estaba construida como si estuviera en ruinas, a propósito. Todo estaba rodeado por canales y árboles, así que además de aprender, fue una caminata bastante agradable.
Hoy nuestro grupo de becarios de informática organizamos una comida de despedida en el centro, ya que la semana que viene volvemos a Madrid. Y al comentarle esta idea al personal del centro, muchos compañeros quisieron ayudarnos y colaborar trayendo algo ellos también, como agradecimiento por estos meses juntos.
Y nos quedó una comida espectacular. Sobre todo había comida alemana y casera y estaba todo buenísimo.
Y esta misma tarde nuestros tutores de prácticas nos invitaron a cenar a un muy buen restaurante de comida bávara. Comí más que en toda mi vida, pero es imposible no hacerlo… La comida de aquí está demasiado buena.
Para cenar, me pedí un Schweinebraten, que es un plato típico de aquí y está de muerte, pero se me olvidó hacerle una foto… Aun así, sí que hice fotos del postre, que al final es lo más importante, ¿no?
Pedimos un Apfelstrudel con salsa de vainilla caliente y unos Apfelküchle, que son aros de manzana rebozados.
Hoy hicimos un viaje a Ulm, una ciudad entre Múnich y Stuttgart que nos recomendó una compañera de trabajo. Es bastante tranquila y muy bonita. Su principal atractivo es su catedral, que es la más alta del mundo, con 162m.
Catedral de Ulm
Aparte de esto, no tiene grandes monumentos, pero sus calles son muy verdes y bien cuidadas, y eso le da su encanto. De hecho, hay un mirador altísimo cerca del río Danubio, que pasa por la ciudad, y las vistas del río son preciosas.
Visitamos el barrio de los pescadores, que recuerda un poco a Venecia porque el río pasa justo entre las casas.
También hay algunos edificios curiosos y con historia que merece la pena ver y alguna estatua interesante, como la de Einstein, que nació en esta ciudad.
Esta mañana nos levantamos temprano para visitar Augsburgo, que es una ciudad muy cercana a Múnich. Sabíamos que no es de especial interés turístico, pero fuimos de todas formas. No tiene nada especial, pero las calles son bonitas y me gustó el ambiente. Tiene un ambiente tranquilo, casi de pueblo en algunas zonas, con casas bajas y calles calmadas, pero también hay calles muy concurridas cerca del centro.
Basílica de San Ulrico y Santa Afra
Ayuntamiento de Augsburgo
Iglesia de Santa Anna
Rotes Tor
Estatua de Hans Jakob Fugger
Otra cosa que ver en Augsburgo son sus tres fuentes famosas, en la calle principal. Son muy bonitas y están llenas de detalles y estatuas muy curiosas.
Hoy hicimos uno de nuestros mayores logros en el instituto donde estamos haciendo las prácticas. Hemos reorganizado por completo el rack. Quitamos todos los cables innecesarios, eliminamos los que no hacían nada y sustituimos algunos cables larguísimos que solo estorbaban. Después de semanas posponiendo esta tarea ahora está todo limpio, ordenado y funcional.
Día 64. Nymphenburg
Hoy fuimos a Nymphenburg, que es el palacio que usaban los reyes de Baviera como su residencia de verano. Ya os he hablado de este palacio, porque habíamos estado por fuera, pero esta vez entramos por fin, y encima hacía mejor tiempo. Por dentro es muy bonito, con muchos detalles dorados, cuadros, frescos en el techo… Y los jardines son enormes, con ríos, estanques, cascadas y animales. Además, entramos gratis por ser estudiantes, como casi en todos los museos de aquí.
Se habla mucho de Ludwig II, porque fue él quien construyó gran parte de los edificios del palacio. Le gustaban mucho los caballos, por lo que se ve, y en uno de los edificios del jardín hay una sala con cuadros de varios de sus caballos. A mí en especial me llamó la atención uno de ellos, que resulta ser el más famoso, que se llama Cosa-Rara. Menudo nombre, pobrecillo…
Día 65. Deutsches Museum
Hoy fuimos al Deutsches Museum, que es un museo de ciencias y tecnología muy grande y famoso. La verdad es que está bien, pero no pudimos verlo todo porque cierra súper temprano.
Lo que vimos me pareció interesante, aunque, personalmente, leer tantas explicaciones en inglés y con conceptos científicos me agota… Así que solo me he quedado con las cosas que realmente me han llamado la atención.
Al regresar de Berlín, hicimos una parada en Dresden antes de volver a Múnich. La verdad es que fue una muy buena decisión, porque la ciudad nos sorprendió bastante.
Aunque no teníamos tanto tiempo, recorrimos las partes más importantes del centro histórico, que está reconstruido casi por completo después de haber sido destruido en la Segunda Guerra Mundial. Empezamos por la famosa Frauenkirche, una iglesia enorme y preciosa con una cúpula impresionante. Me gustó mucho porque por dentro es muy luminosa y está súper bien conservada.
Después pasamos por el Zwinger, un antiguo palacio barroco que ahora es un complejo de museos. Solo lo vimos por fuera porque no nos daba el tiempo, pero la arquitectura es espectacular, con jardines, estatuas y fuentes.
También caminamos por la Terraza de Brühl, que tiene vistas al río Elba y conecta varios puntos turísticos de la ciudad. Desde ahí se ve el conjunto de edificios barrocos que hace que el centro de Dresden parezca sacado de una postal.
Antes de irnos, nos acercamos al Fürstenzug, un mural gigante hecho de azulejos de porcelana de Meissen que muestra la procesión de los antiguos reyes y duques de Sajonia. Es uno de los murales más grandes del mundo y está justo en una de las calles principales del casco antiguo.
Aunque fue solo una parada corta, me alegro mucho de haber pasado por Dresden. Es una ciudad con mucha historia, edificios impresionantes y un ambiente tranquilo que contrasta bastante con Berlín.
Nos fuimos a Berlín desde Múnich usando trenes regionales con el Deutschlandticket. El viaje fue largo (unas 8 horas). Al llegar, salimos directamente de la estación principal (Hauptbahnhof) y caminamos hasta el Reichstag, el edificio del Parlamento Alemán, que por fuera es impresionante con su cúpula de vidrio. No entramos porque hay que reservar con antelación, pero igual fue genial verlo.
Después nos dedicamos a recorrer Berlín caminando y en transporte público. Fuimos al famoso Brandenburger Tor, el Memorial del Holocausto, y al Checkpoint Charlie. También vimos el edificio de la Filarmónica y caminamos por varias plazas importantes como la Potsdamer Platz y Alexanderplatz, donde está la torre de televisión (la famosa Fernsehturm), que se ve desde casi toda la ciudad.
Al día siguiente fuimos al East Side Gallery, la parte más larga del muro de Berlín que aún se conserva y está cubierta con grafitis y arte urbano.
También pasamos por la Berliner Dom, la catedral de Berlín, que es enorme y muy bonita por dentro y por fuera. Paseamos por la Isla de los Museos, donde se concentran varios de los museos más importantes de la ciudad, como el Museo de Pérgamo y el Altes Museum.