Este fin de semana hicimos una escapada muy completa. Primero visitamos Augsburg, que está a solo una hora en tren desde Múnich. Una de las cosas que más me gustaron fueron las fuentes monumentales dedicadas a dioses romanos como Hércules, Neptuno y Mercurio, que están distribuidas por el centro y representan la relación de la ciudad con el agua.

También vimos la catedral de Augsburg, que tiene una mezcla de estilos románico y gótico y unas vidrieras impresionantes. Dimos una vuelta por la Residencia, un edificio barroco que muestra el poder que tuvo la ciudad en su época, y paseamos por sus plazas y calles tranquilas, donde todavía se notan influencias medievales y renacentistas.


Después seguimos el viaje hasta Ulm, que está a unas dos horas de Augsburg. Desde que sales de la estación ya se puede ver una de las cosas más impresionantes de la ciudad: su catedral, que tiene la torre de iglesia más alta del mundo con más de 160 metros.

Primero nos dirigimos al barrio de los pescadores (Fischerviertel), una zona llena de canales, casas de entramado de madera y puentes pequeños. Es un lugar muy pintoresco, casi como sacado de un cuento.

Mientras caminábamos por el centro pasamos por varios edificios importantes como el ayuntamiento (Rathaus), decorado con frescos, y la torre inclinada de Ulm, que está visiblemente torcida. Luego llegamos al río Danubio, donde se puede ver el contraste entre Ulm y Neu-Ulm, que está del otro lado del río y tiene edificios más modernos.

También visitamos el jardín botánico y una estructura que tenía un mirador desde donde se ve buena parte de la ciudad. Después de eso pasamos por una estatua dedicada a Albert Einstein, que nació en Ulm. Finalmente, regresamos para ver de cerca la catedral y aunque no subimos esta vez, impresiona muchísimo al estar justo debajo de la torre.
