ÚLTIMO CAPÍTULO DE NUESTRA AVENTURA ERASMUS🌍✈️

El fin de semana pasado (30 de mayo a 1 de junio) decidimos hacer una escapada en coche a Ámsterdam y Bélgica. ¡Una auténtica maravilla! Pudimos conocer muchísimos lugares, pasear, disfrutar y desconectar un poco de todo. Fue el fin de semana perfecto antes de cerrar esta etapa.

Ya de vuelta en Colonia, empezamos nuestra última semana con una mezcla de emociones. Han sido días de subidas y bajadas, de nostalgia anticipada, de mirar atrás y darnos cuenta de todo lo vivido. En Vincerola nos sentimos como en casa, y el cariño que hemos recibido ha sido enorme. Nos convertimos en una pequeña familia.

También hubo mucho estrés, porque queríamos dejar todo perfecto. Preparamos con cariño unos regalos para las educadoras y para los niños y niñas con los que compartimos tantas experiencias.
El jueves era nuestra despedida, un día muy especial. Nos sorprendieron con regalos, nos dedicaron palabras preciosas y hasta escribieron en las pizarras para que las familias supieran que era nuestro último día. Fue emocionante ver cuánto nos valoraron y cómo nos hicieron sentir importantes.

Nos llevamos a Vincerola en el corazón. 💛

Después de eso, hicimos las maletas sin dejar de aprovechar cada momento que nos quedaba. Hoy es domingo, y ya nos toca volver a casa, a Madrid. Nuestra compañera nos ha acompañado al aeropuerto.

Y ahora que termina esta experiencia, solo podemos decir que cuando hay buena compañía, todo es más fácil, todo es más bonito, y todo sale mejor. Gracias a todas las personas que han formado parte de este camino. Erasmus no solo nos dio una experiencia profesional, sino también personal, única y transformadora.

Gracias Nazha.💜

VIVIENDO CADA MOMENTO COMO EL ÚLTIMO 🌅✨

La semana del 19 al 25 de mayo, ha sido tranquila, pero a la vez cargada de emociones. Nos invade cierta tristeza al saber que esto se acaba, pero al mismo tiempo estamos viviendo cada momento con intensidad, exprimiéndolo al máximo. Aunque tenemos bastantes tareas y trabajos que entregar, no dejamos de disfrutar cada instante.

En la escuela todo está fluyendo de manera perfecta. Nuestros vínculos con los niños y niñas y también entre nosotras, están más fuertes que nunca. Nos sentimos afortunadas de poder compartir estos días tan especiales, riendo, aprendiendo y jugando hasta el último segundo.

El martes decidimos hacer una pequeña escapada por los alrededores de nuestro parque. Fuimos a otro parque cercano donde descubrimos vistas preciosas y paisajes que nos regalaron un respiro entre tanta actividad. Fue una manera ideal de reconectar con el entorno antes de continuar con la rutina diaria.


El viernes tuvimos una salida muy esperada: fuimos al JUMP House, un lugar lleno de colchonetas y actividades físicas, también pensadas para adultos. ¡Una auténtica descarga de energía! La verdad es que, aunque personalmente me gustó más el JUMP House de Madrid, con la compañía todo es genial y se disfruta igual o más.

El sábado seguimos trabajando sin parar, aprovechando el tiempo al máximo. Y el domingo decidimos regalarnos una pausa merecida. Fuimos a casa de una compañera y nos sumergimos en una sesión intensa de juegos de mesa. No es por presumir, pero era mi día de suerte… ¡gané casi todo! 😄

Después de jugar durante horas, cenamos unas pizzas riquísimas, nos pusimos a charlar largo rato, hicimos karaoke y cerramos la noche viendo una película. Eso sí, cuando nos fuimos a la cama, parecía que íbamos a dormir en segundos… pero nada más lejos se nos fue el sueño de golpe. Aun así, tocaba descansar, porque el lunes volvía el trabajo.

Ha sido una semana de contrastes tranquila pero intensa, agotadora pero muy especial. Y, sobre todo, llena de recuerdos que se quedarán con nosotras para siempre.

CRÓNICAS DEL CAOS: AVENTURA ERASMUS EN ALEMANIA 🇩🇪 ✨😝

Ahora me apetece contaros una recopilación de momentos surrealistas, risas descontroladas, y alguna que otra lágrima en nuestra experiencia Erasmus que hemos vivido con mi compañera. Spoiler: sí, nos “perdimos”mil veces.

🧃 La bolsa rota y la fuerza estilo Sinaloa

Antes incluso de empezar las prácticas, ya estábamos en modo supervivencia. Una tarde salimos a hacer la compra, muy motivadas… hasta que se nos rompió la bolsa.

Íbamos cargadas con comida, productos del hogar y cosas que no necesitábamos pero que compramos igual (porque claro, “por si acaso”). Acabamos cargándolo todo como guerreras, canalizando la fuerza de Sinaloa (porque realmente tampoco es que pesará mucho jeje) por las calles alemanas. Sudando, riéndonos y sufriendo. Un show.

📱 Primer día de prácticas: móvil perdido y denuncia incluida

Literalmente el primer día de prácticas, mi compañera perdió el móvil. Pensamos que no iba a aparecer. Empezamos a buscar como locas, nos estresamos y acabamos poniendo una denuncia.

Pero lo más gracioso es que el móvil ya estaba medio muerto desde antes. Joe decía: “Ese móvil ya pedía un cambiazo”. Al final lo tomamos con humor… más o menos 😅.

🚌 La parada de bus fantasma

Un día estuvimos más de media hora buscando una parada de bus que no aparecía por ningún lado. Dimos vueltas, entramos en modo desesperación y al final nos fuimos por otra ruta.

Lo más fuerte es que otro día sí que encontramos la dichosa parada… ¡pero cogimos el bus en la dirección contraria! Otra caminata épica. Lo nuestro no es la orientación, está claro.

🤫 Nos echan por hablar mucho (y alto)

Nos ha pasado varias veces: nos han echado de sitios por hablar demasiado alto o quedarnos mucho tiempo sin movernos. Una vez en una cafetería nos preguntaron si “íbamos a seguir o ya habíamos terminado”.

Nosotras, con todo el drama: “No hemos terminado de comer todavía.” 😂

😠 Racismo en el transporte

No todo ha sido risa. Hubo un día en que no me dejaron subir al bus, sin razón aparente. El conductor fue agresivo, y me habló mal. Fue un momento desagradable que me dejó pensando.

Por suerte, también hemos conocido conductores amables, simpáticos y que hacen su trabajo con gusto. Todo depende de la persona.

💤 Dormir en estaciones y viajes locos

Como buenas trotamundas, hemos dormido en estaciones más de una vez por viajar por la noche. Frankfurt, Colonia… lo que sea con tal de ahorrar tiempo y vivir experiencias. Aunque luego volvíamos como zombies, eso sí.

Y por supuesto, bailar y cantar por la calle como si el mundo fuese nuestro escenario. Porque si nadie nos conoce, ¿por qué tener vergüenza?

👣 El kebab de las 3 horas y descalzas por la calle

Una de nuestras mejores (y peores) aventuras fue salir a por un kebab a 10 minutos de casa. Fácil, ¿no? Pues no. Nos pusimos a hablar, nos equivocamos de dirección… y tardamos 3 horas en volver.

Lo peor es que siempre decimos en broma: “¿Te imaginas que pasa esto?”. Y pasa. Siempre pasa.

Ah, y sí: una vez también volvimos a casa descalzas. Ya sin vergüenza, sin dignidad, solo con risas.

¡Claro! Aquí tienes el mensaje final con un tono reflexivo y emotivo, que cierra con fuerza y sentido la entrada del blog:

🌟 Reflexión final

A veces la vida no sale como la planeas, y eso es exactamente lo que la hace inolvidable. Este Erasmus nos ha enseñado que perderse también es parte del viaje, que reír en medio del caos es una forma de resistencia, y que hasta los momentos incómodos se transforman en anécdotas que un día contarás con una sonrisa.

Hemos aprendido a soltar el control, a confiar, a improvisar, a caer y a levantarnos, a compartir silencios y carcajadas, y sobre todo, a vivir sin miedo al ridículo. Porque al final, lo importante no es si el bus va en la dirección correcta, sino con quién te subes.

Y aunque todo haya sido un caos… ha sido nuestro caos, lo llevamos en el corazón y lo volveríamos a vivir todo otra vez.

Nunca te olvides de:

NUNCA DEJES DE VIVIR POR MIEDO A LO QUE PIENSEN LOS DEMÁS. ❤️

DÍAS GRISES A MOMENTOS DULCES🌤️🍫

La semana del 12 al 18 de mayo, empezó con bajón. Yo pensé que lo mío era solo un pequeño resfriado… pero resultó ser el resfriadón del siglo. De esos que te dejan sin fuerzas ni ganas de moverte. Aun así, como no soy de rendirme fácil, seguí yendo a la escuela (aunque mis ánimos no estaban precisamente al 100%).

Por suerte, la semana en la escuela fue muy bonita. Éramos poquitos, pero los niños estaban súper contentos, cariñosos y con ganas de seguir con sus rutinas. Eso me dio energía, aunque por dentro estaba en modo zombie.

Entre semana no hice gran cosa porque no me sentía bien, pero mi compañera fue un apoyo enorme. Me cuidó, me mimó y me hizo sentir que no estaba sola y como si el destino estuviera sincronizado… ¡después le tocó a ella ponerse mala! 😩 Le empezaron a doler las muelas del juicio, así que entre las dos hicimos un “combo Erasmus” de virus y dolor. Pero sobrevivimos.

Ella aprovechó para visitar a su prima y yo me quedé en Colonia. Aproveché para decorar los regalos que vamos a dar a nuestros niños de la escuela, ponerles detalles, mensajes bonitos… Me puse muy reflexiva ese viernes, pensando en lo rápido que pasa todo y en lo bonito que es dejar una huella.

El sábado, ¡todo cambió de energía! Salí a comer con una compañera del trabajo y después fuimos a un parque donde pensábamos que había un concierto. Lo que encontramos fue algo diferente: un parque enorme con varios escenarios y DJs desconocidos pero con muy buen ambiente.

Y ahí pasó lo más inesperado: ¡me encontré con mi ex directora de la escuela infantil! Literalmente, en mitad del parque. Qué pequeño es el mundo. Estuvimos un rato con su familia charlando, poniéndonos al día… Fue uno de esos encuentros que te sacan una sonrisa.

Después, fuimos al mini concierto y conocimos a una chica súper maja con la que estuvimos socializando. Poco a poco el ambiente se convirtió en una fiesta con música de todo tipo y fue muy divertido ver cómo los alemanes se soltaron y disfrutaban a su manera. Había una mezcla muy guay de culturas y estilos.

Nuestra idea era salir de fiesta esa noche, pero cuando llegamos a casa a las 11 para cambiarnos… digamos que el sofá y los juegos de mesa ganaron la batalla. 😅 Nos pusimos a hablar, reír, jugar, y cuando nos dimos cuenta, se nos fue la madrugada. Y al final, esas charlas a deshoras valen más que cualquier discoteca.

El domingo empezó con un desayuno tranquilo y después… ¡planazo en Colonia! Aprovechando que era el día de los museos, y se supone que son gratis las entradas. Fuimos al famoso Museo del Chocolate Lindt, donde aprendimos sobre el proceso del cacao, probamos un poquito de dulce (obvio 😋), y nos dejamos llevar por el aroma de felicidad que hay ahí dentro.


Después paseamos por el centro, disfrutamos del ambiente, comimos rico y simplemente vivimos el día con calma, cosa que a veces también se agradece. Fue un cierre perfecto para una semana intensa, pero llena de momentos especiales.

No todas las semanas son perfectas, y está bien. Esta empezó cuesta arriba entre virus, muelas y cansancio. Pero también nos regaló momentos de cuidado, ternura, risas, encuentros inesperados y planes bonitos. Y al final, eso es lo que queda lo que compartimos, lo que sentimos, y todo lo que nos llevamos en el corazón.

VIVIENDO EN ALEMANIA A NUESTRA MANERA🇩🇪🍿💫

La semana del 5 al 11 de mayo, esta semana ha sido tranquila y a la vez bastante movida, porque como estamos aprovechando cada minuto de esta experiencia, no queremos irnos sin probarlo todo, conocer nuevos lugares y vivir cada momento al máximo.

En la escuela todo sigue yendo genial. Cada vez nos sentimos más cómodas, seguras, y estamos creando momentos muy bonitos con los peques y con el equipo. Por las tardes salíamos un ratito a caminar, despejarnos, y luego volvíamos a casa para seguir adelantando trabajos.

El viernes vivimos algo diferente, salimos con nuestras compañeras del trabajo a un cine alternativo donde proyectan películas antiguas latinas y tú decides cuánto quieres pagar, no hay precio fijo. Vimos una película que hablaba del pasado de Colombia, relacionada con la guerrilla… muy impactante y emotiva. Al terminar, una compañera se fue a casa por la distancia, y las otras tres nos fuimos a Kebabland, un sitio muy famoso aquí en Alemania. ¡Había un montón de gente! Pero mereció la pena, estaba riquísimo.

El sábado quedamos de nuevo con nuestra compañera para comer en un buffet estilo Madrid. Aunque sinceramente… como los de Madrid, ninguno ¡jajaja! Aun así, estuvo muy bien, la comida estaba rica y los precios eran parecidos. Eso sí, aquí si quieres bebida rellenable tienes que pagar cada vez que quieras rellenar. Después fuimos a dar una vuelta, acabamos en unos recreativos donde, por cierto, ¡gané! Y como no podía faltar, cerramos la noche bailando, riendo, haciendo el tonto y simplemente disfrutando el momento.

Hoy domingo, ya notamos el cansancio acumulado, así que decidimos tomarnos el día para hacer limpieza en casa, adelantar trabajos y prepararnos con calma para una nueva semana.

CUANDO LA IMPROVISACIÓN SE CONVIERTE EN EL MEJOR PLAN🏙️⭐️

Nos encontramos en la semana del 28 abril al 4 de mayo, después de un finde tranquilo y una semana en la escuela que fue genial todo fluyó muy bien y los peques estuvieron estupendos, mi compañera y yo nos encontramos en ese punto donde las ideas no salían con tanta facilidad. Así que el miércoles 30, por la noche, decidimos hacer algo diferente ¡nos fuimos a Frankfurt!

Antes de irnos, aprovechamos para dar una vuelta y cenar por el centro de Colonia. Como ya sabemos que los trenes por aquí no siempre son muy fiables, nos lo tomamos con calma y paciencia. Así que decimos antes de llegar a la estación ir a tomarnos unas fotos al lado de la catedral.

La idea era aprovechar que el jueves 1 de mayo era festivo, pero no caímos en que al ser día festivo, muchas cosas estarían cerradas… Aun así, nos encantó. Recorrimos gran parte de Frankfurt y, sinceramente, nos sorprendió lo bonita que es.

Fue una escapada para desconectar, charlar, dar de comer a patos, reírnos y no quedarnos en casa. Por la tarde, volvimos tranquilamente y retomamos la rutina. Seguimos saliendo, conociendo más rincones y comprando recuerdos, porque ya se va notando que esta experiencia está llegando a su fin…

El fin de semana lo aprovechamos al máximo para avanzar con nuestro proyecto, preparar sorpresitas para llevar a la escuela y organizar los últimos detalles. Y cuando pensábamos que íbamos a pasar un domingo tranquilo, ¡sorpresa! Nuestra compi de trabajo nos escribió para ver si queríamos cenar juntas y hacer una pijamada. Aunque al día siguiente trabajábamos, no lo dudamos ni un segundo. ¡Y qué buena decisión! Fue una de las mejores noches, llena de risas, complicidad y esa sensación bonita de estar viviendo algo único.

Esta experiencia está siendo increíble. Está llena de momentos especiales, de aprendizajes y de personas que hacen que todo merezca la pena. A veces no tenemos ni tiempo para descansar, pero incluso eso forma parte de esta aventura tan especial.

A veces, las mejores decisiones son las más espontáneas. Vive, ríe y disfruta cada instante, porque los recuerdos más bonitos nacen sin planearse.

EXPLORANDO CADA RINCÓN Y VIVIENDO CADA MOMENTO 💖🌍🌼

Del 21 al 27 de abril fue otra semana donde no paramos ni un segundo. ¡Y no porque estuviéramos obligadas, sino porque queríamos conocer todo lo posible! Además, también era importante para mí que mi novio viviera al máximo esta experiencia.

Seguíamos con nuestra rutina: prácticas por la mañana junto a mi compañera y por la tarde, salíamos a descubrir nuevos sitios. La verdad es que, aunque las prácticas estaban más tranquilas porque había pocos niños, eso nos permitió compartir mucho más tiempo juntas en una misma clase y disfrutar de la experiencia de otra manera.

El martes, después de las prácticas, nos fuimos a Bonn, un pueblito precioso cerca de Colonia, conocido por ser el lugar de nacimiento de Beethoven. Aunque todo cerraba temprano, pudimos visitar su casa, museo y conocer varios rincones mágicos. Bonn transmite una paz increíble… sin duda, volvería otra vez.

Ya el miércoles empezó la lluvia que no nos dejó en toda la semana. Aun así, no nos desanimamos, nos fuimos a un bar de gatos con mi novio y mi amiga. La idea era tomar algo rodeados de gatitos, aunque era un poco caro, así que estuvimos de pasada y terminamos en un kebab, ¡como buenos aventureros!

El jueves fue un día tranquilo porque mi novio volvía a Madrid. Solo fuimos al aeropuerto a despedirnos.

Y el viernes, después de las prácticas, mi amiga y yo aprovechamos para hacer compras para el sábado, ya que había vuelto el buen tiempo y planeábamos hacer un picnic con nuestra compañera de las prácticas.

Llegó el sábado y fue simplemente maravilloso. Fuimos al Parque de los Animales, primero montamos en barcas, ¡momentazo lleno de risas, miedo y locuras! Luego vimos algunos animales y después nos sentamos a comer, charlar y disfrutar del momento. Estuvimos sentadas desde las 4 de la tarde hasta las 9 de la noche, ¡sin darnos ni cuenta! Después fuimos a cenar a un Burger King y seguimos hablando hasta la una de la madrugada.

Como vivimos en un pueblecito de Colonia y ya no pasaban buses a esas horas, nuestra compañera nos llevó en coche a casa. Pusimos la música a tope, cantamos como si estuviéramos en una fiesta… ¡fue uno de esos momentos que deseas que no se acaben nunca!

El domingo, después de habernos acostado a las 3 de la mañana, nos levantamos con ganas de descansar. Pero somos tan inquietas que después de descansar un poco, a las 5 de la tarde decidimos salir a explorar nuestro barrio. Descubrimos zonas de flores, bosques, fábricas… ¡y terminamos haciendo unos TikToks entre margaritas y vistas preciosas!

Cada semana aquí es más especial. Aprovechamos cada segundo, hacemos locuras y vivimos intensamente, porque al final la vida es una, y está para eso para vivirla al máximo.

UNA SEMANA SANTA DE LOCURA, VIAJES Y MAGIA✨

Del 14 al 21 de abril ha sido una auténtica locura: no he tenido ni un minuto de descanso entre prácticas y vida personal. En las prácticas, aunque no siempre venían todos los niños, ya que algunos se encontraban de vacaciones. Los que estábamos creamos una complicidad mágica. Es impresionante lo que llegas a conectar cuando de verdad disfrutas lo que haces, es un ambiente muy especial.

Entre semana tampoco parábamos: salir, comprar, hacer planes todo el rato… ¡no había momento para aburrirse!

El lunes, mi novio, mi amiga y yo aprovechamos para dar una vuelta por el centro, aunque el tiempo no acompañaba demasiado.
El martes cambiamos de plan y nos fuimos a los bolos con todo el grupo, incluida una compañera del trabajo. ¡Nos lo pasamos increíble! Luego acabamos la noche cenando todos juntos.

El miércoles fue el día más tranquilo, la lluvia nos obligó a bajar el ritmo (¡y la verdad que lo necesitábamos!). Pero el jueves volvió la acción: por la mañana fuimos con la escuela a un parque tipo bosque donde celebramos la Pascua con las familias y los niños. Bailamos, jugamos, hicimos actividades… ¡fue una pasada!

Y como si no tuviéramos suficiente, por la tarde mi novio y yo decidimos, totalmente locos, irnos a Berlín en tren. Son unas ocho horas de viaje si todo va bien… pero claro, se nos retrasaron los trenes y no llegamos hasta las 12 del mediodía del viernes. Aun así, aprovechamos el día turisteando y conociendo lo máximo de Berlín, porque el sábado ya teníamos otro destino: ¡Ámsterdam!

En Ámsterdam fue una auténtica locura (¡pero de las buenas!). Aunque el viaje fue totalmente inesperado, conocimos tanto lo típico como rincones menos conocidos. Hicimos recorridos por los canales, nos perdimos por sus calles y disfrutamos de cada momento. De hecho, puedo decir que salí de Ámsterdam completamente enamorada de la ciudad.

Finalmente, el lunes llegamos de vuelta a Colonia… agotados, sí, pero con el corazón lleno de recuerdos increíbles. Ha sido una Semana Santa sin parar, pero también una de las mejores semanas de mi vida.

DESPEDIDAS, SORPRESAS Y AVENTURAS INOLVIDABLES🌺✨

Esta semana del 7 al 13 de abril ha sido muy especial y con muchas emociones. Durante mis prácticas, estuvimos haciendo las despedidas a nuestra directora y su familia, ya que se van a vivir a España. Fue un momento emotivo y bonito, lleno de cariño por todo lo compartido con ellos. Al mismo tiempo, siento que cada vez tengo más confianza y relación con mis compañeras. Son todas muy buenas, cercanas y me siento muy afortunada por estar viviendo esta experiencia. El lunes incluso nos fuimos a comer mi amiga, la compañera de mi escuela y yo, después de clase, ¡fue un momento muy agradable para compartir fuera del aula!

Aprovechando el buen tiempo que nos acompañó esta semana, también salimos con los peques al exterior para disfrutar del sol y el aire libre, lo cual fue genial tanto para ellos como para nosotras.

Y por si fuera poco, ¡el miércoles tuve una sorpresa preciosa! Mi novio vino a verme sin avisar, y ese mismo día salimos juntos a conocer un poco más la zona. Me hizo mucha ilusión.

El fin de semana fue la guinda del pastel. El sábado, desde por la mañana, salimos a recorrer el parque que ya había visitado el finde pasado, porque quería que lo conocieran tanto mi novio como mi compañera. ¡Y fue una pasada! Alquilamos unas bicicletas tipo barca súper chulas, montamos, nos reímos un montón y disfrutamos un montón del paseo. Luego fuimos a ver a los animales del parque y hasta les dimos de comer.

Después de eso, nos fuimos a comer y pasear por el centro, y aprovechamos para subir a un teleférico con unas vistas espectaculares, ¡muy recomendado! Por la tarde visitamos la catedral por dentro, dimos una vuelta con mi novio y mi compañera y nos montamos en bicicleta. Para cerrar el día con broche de oro, nos fuimos a cenar todos juntos a un restaurante peruano con una compañera del trabajo. La comida estuvo increíble, ¡un 10 de 10!

El domingo fue más tranquilo, ideal para recargar energías. Aprovechamos para hacer comida casera, descansar y jugar a juegos de mesa, que siempre es un buen plan para cerrar una semana tan completa.

PEQUEÑOS GESTOS, GRANDES DÍAS

Esta semana en las prácticas ha estado llena de detalles sencillos, pero profundamente significativos. He seguido compartiendo tiempo con los más pequeños, observando sus rutinas, sus formas de comunicarse y lo más especial recibiendo esos pequeños grandes regalos que solo ellos saben ofrecer. Desde una ramita de hierba hasta una piedrecita «mágica», pasando por una flor que claramente había sido arrancada con todo el amor del mundo, objetos que aunque puedan parecer insignificantes para un adulto, tienen un valor inmenso cuando se ven a través de los ojos de un niño. Son sus formas de decir «te he pensado», «me importas», o simplemente «esto es bonito, quiero que lo tengas tú». Estas muestras espontáneas de afecto me recuerdan lo importante que es valorar los gestos cotidianos y cómo la conexión con ellos crece día a día.
Además, sigo conociendo mejor los preparativos para la primavera, que se respira tanto dentro del aula como fuera de ella: hay una energía distinta, más ligera, más viva.

Por otro lado, esta semana también tuvo un giro inesperado: mi compañera se fue a visitar a su prima (¡muy merecido descanso para ella!) y yo me quedé sola. Pero lejos de dramatizar, decidí aprovecharlo como una oportunidad para pasar tiempo conmigo misma, algo que a veces escasea entre rutinas, trenes y tareas. El sábado visité un lugar parecido a un pequeño zoológico, donde los animales estaban al aire libre. Lo más bonito fue poder darles de comer, observarlos de cerca y simplemente estar allí, sin prisas. Me recordó lo reconfortante que es conectar con la naturaleza sin necesidad de hacer nada más. Después, decidí ir al centro de la ciudad y conocerlo con más calma. Curiosamente, me dio la sensación de estar en Madrid un sábado soleado. El ambiente, las tiendas, incluso la forma en que la gente paseaba… todo tenía ese aire familiar que te hace sentir en casa aunque estés lejos.

El domingo fue un plan tranquilo, no hice absolutamente nada (y qué bien sienta a veces). Lo dediqué por completo a mí: a descansar, a mirar por la ventana sin pensar mucho, a ordenar pensamientos y a cargar pilas. Porque sí, estar sola también es una forma de cuidarse.