Parada en Dresden después de Berlín

Al regresar de Berlín, hicimos una parada en Dresden antes de volver a Múnich. La verdad es que fue una muy buena decisión, porque la ciudad nos sorprendió bastante.

Aunque no teníamos tanto tiempo, recorrimos las partes más importantes del centro histórico, que está reconstruido casi por completo después de haber sido destruido en la Segunda Guerra Mundial. Empezamos por la famosa Frauenkirche, una iglesia enorme y preciosa con una cúpula impresionante. Me gustó mucho porque por dentro es muy luminosa y está súper bien conservada.

Después pasamos por el Zwinger, un antiguo palacio barroco que ahora es un complejo de museos. Solo lo vimos por fuera porque no nos daba el tiempo, pero la arquitectura es espectacular, con jardines, estatuas y fuentes.

También caminamos por la Terraza de Brühl, que tiene vistas al río Elba y conecta varios puntos turísticos de la ciudad. Desde ahí se ve el conjunto de edificios barrocos que hace que el centro de Dresden parezca sacado de una postal.

Antes de irnos, nos acercamos al Fürstenzug, un mural gigante hecho de azulejos de porcelana de Meissen que muestra la procesión de los antiguos reyes y duques de Sajonia. Es uno de los murales más grandes del mundo y está justo en una de las calles principales del casco antiguo.

Aunque fue solo una parada corta, me alegro mucho de haber pasado por Dresden. Es una ciudad con mucha historia, edificios impresionantes y un ambiente tranquilo que contrasta bastante con Berlín.

Un finde en Berlín en regionales

Nos fuimos a Berlín desde Múnich usando trenes regionales con el Deutschlandticket. El viaje fue largo (unas 8 horas). Al llegar, salimos directamente de la estación principal (Hauptbahnhof) y caminamos hasta el Reichstag, el edificio del Parlamento Alemán, que por fuera es impresionante con su cúpula de vidrio. No entramos porque hay que reservar con antelación, pero igual fue genial verlo.

Después nos dedicamos a recorrer Berlín caminando y en transporte público. Fuimos al famoso Brandenburger Tor, el Memorial del Holocausto, y al Checkpoint Charlie. También vimos el edificio de la Filarmónica y caminamos por varias plazas importantes como la Potsdamer Platz y Alexanderplatz, donde está la torre de televisión (la famosa Fernsehturm), que se ve desde casi toda la ciudad.

Al día siguiente fuimos al East Side Gallery, la parte más larga del muro de Berlín que aún se conserva y está cubierta con grafitis y arte urbano.

También pasamos por la Berliner Dom, la catedral de Berlín, que es enorme y muy bonita por dentro y por fuera. Paseamos por la Isla de los Museos, donde se concentran varios de los museos más importantes de la ciudad, como el Museo de Pérgamo y el Altes Museum.

El trabajo de las últimas semanas

Estas últimas semanas en el trabajo hemos estado bastante ocupados, sobre todo preparando todo para que los exámenes DELE se puedan hacer sin problemas. Uno de los focos principales fue mejorar la cobertura WiFi en todo el instituto. Estuvimos conectando puntos de acceso en diferentes zonas para que la señal llegue bien a todas las aulas y espacios donde se van a realizar los exámenes. Así se aseguran que los dispositivos funcionen correctamente y sin interrupciones.

También nos tocó preparar el auditorio, que ahora está listo para actividades híbridas, es decir, tanto presenciales como virtuales al mismo tiempo. Instalamos una cámara 360 con autoseguimiento, micrófonos inalámbricos, el proyector, y una pizarra inteligente. Todo conectado para que las reuniones por Zoom se puedan seguir desde casa con buena calidad, y los que estén en el auditorio tampoco se pierdan de nada. La verdad es que quedó bastante completo.

Además, estamos haciendo tareas de mantenimiento que ya eran necesarias: limpieza de PC’s y cambio de pasta térmica, porque muchas máquinas ya lo necesitaban urgentemente. También estuvimos reemplazando rosetas de red que estaban rotas o caídas.

Y como toque final, queremos ordenar el rack donde están todos los switches, porque ahora está un poco caótico. Vamos a colocar latiguillos hechos a medida para que todo quede más ordenado, más limpio y fácil de entender si alguien lo tiene que revisar en el futuro.

Poco a poco vamos dejando todo listo para que el instituto esté mejor conectado y preparado para cualquier evento o actividad.

Castillo de Neuschwanstein

Ese día empezó bastante bien, la verdad. Nos preparamos un desayuno diferente: Kaiserschmarrn casero. Es un postre tradicional austríaco parecido a un pancake roto en trozos, que también se puede comer como desayuno. La receta era bastante sencilla… excepto por la parte de batir las claras a mano. Pero al final salió todo bien, quedó esponjoso y lo acompañamos con Nutella, mermelada y frambuesas frescas. Muy rico, y con energía suficiente para el plan del día.

Después del desayuno, cogimos el tren rumbo al famoso castillo de Neuschwanstein, que queda cerca del pueblo de Füssen, en la región de Baviera. El pueblo es muy bonito, con casas de estilo alpino, montañas alrededor y un ambiente muy tranquilo. Desde ahí se empieza la subida hacia el castillo, que está en lo alto de una colina.

Durante el camino hacia el castillo, las vistas son impresionantes. Hay un lago con el agua color celeste (el Alpsee) que se ve desde varios puntos del sendero. La caminata no es muy dura, y con cada paso se va viendo mejor el paisaje. Al llegar arriba, el castillo de Neuschwanstein es tal cual como en las fotos (o mejor). Es famoso por haber inspirado el castillo de Disney, y en persona parece realmente sacado de un cuento.

Por desgracia, no pudimos entrar porque se necesita reservar con antelación y hay que pagar, pero con solo verlo por fuera ya vale la pena. Subimos al puente de Marienbrücke, que queda justo detrás y desde donde se pueden tomar las mejores fotos del castillo con las montañas de fondo. Me llevé unas fotos que parecen de postal.

Ya de vuelta en casa, cerramos el día viendo El Clásico (Real Madrid vs Barça) con unas pizzas.

Viena

Después de nuestra escapada a Bratislava por la mañana, volvimos a Viena para seguir con la aventura. Pero en realidad, nuestro primer contacto con la ciudad fue ya de madrugada, apenas bajamos del tren. Aprovechamos para ir caminando hasta el centro y vimos la impresionante Stephansdom (Catedral de San Esteban). Aunque era de noche, estaba iluminada y se veía majestuosa. Fue una primera impresión muy fuerte, la mezcla de la arquitectura gótica con esa calma que hay cuando todo está cerrado.

Ya con la ciudad despierta, empezamos a recorrer las principales atracciones turísticas de Viena. Lo bueno de la ciudad es que muchas de las cosas están cerca entre sí o conectadas con el transporte público, que funciona de maravilla.

Fuimos al Palacio de Hofburg, antigua residencia imperial de los Habsburgo. Es enorme y tiene varios museos dentro, pero solo con ver su exterior ya te das cuenta de la importancia histórica del lugar.

También nos dimos una vuelta por la Ringstrasse, la avenida circular que rodea el centro histórico, donde están muchos de los edificios más importantes de la ciudad. Allí vimos el Ayuntamiento de Viena (Rathaus), el Parlamento austríaco, el Burgtheater y la Ópera Estatal de Viena. Todos los edificios tienen una arquitectura espectacular.

Por la tarde, fuimos al Palacio de Schönbrunn, el equivalente vienés de Versalles. Paseamos por sus jardines enormes y pudimos ver cómo vivía la realeza. No entramos al interior del palacio porque hacía muy buen tiempo y preferimos aprovechar el exterior.

La verdad es que es una ciudad a la que me gustaría regresar.

Una mañana en Bratislava

El día empezó muy temprano. Llegamos a Viena a las 5 de la mañana y Bratislava está tan cerca (a solo una hora en tren), decidimos aprovechar el día al máximo e ir a conocer la capital de Eslovaquia.

Al llegar a Bratislava, lo primero que hicimos fue dirigirnos al casco antiguo. La ciudad tiene un centro pequeño pero muy bonito, lleno de calles empedradas, fachadas coloridas y un ambiente tranquilo que se siente diferente al de otras capitales europeas.

Nos encontramos con varias estatuas curiosas, pero una de las más conocidas es la del «hombre trabajando» (Čumil), que asoma la cabeza desde una alcantarilla. Es una figura bastante simpática y todo el mundo se toma fotos ahí.

Seguimos caminando y pasamos por algunas iglesias antiguas, como la Iglesia de San Martín, que fue antigua catedral y donde se coronaban a los reyes húngaros. También cruzamos la plaza principal, donde está el Ayuntamiento Viejo y varias terrazas con mucho encanto.

Después, subimos hasta el Castillo de Bratislava, que se encuentra en una colina con vistas panorámicas del río Danubio y de toda la ciudad. El castillo es sencillo por fuera, pero tiene una forma muy reconocible y desde arriba se puede ver incluso parte de Austria en días despejados.

Aunque fue una visita rápida, Bratislava nos sorprendió. Tiene un aire relajado, mezcla de historia y modernidad, y fue una excelente forma de empezar el día antes de volver a Viena para seguir el viaje.

Praga bajo la lluvia

Después de salir temprano de Plzeň, llegamos a Praga y lo primero que me impresionó fue la estación central. El edificio es enorme, con techos de cristal y una mezcla entre lo antiguo y lo moderno que te hace sentir que ya estás en una ciudad especial.

El día estuvo bastante lluvioso, pero eso no nos detuvo. Salimos sin paraguas pero con muchas ganas y decididos a ver todo lo posible. Y la verdad es que conseguimos visitar la mayoría de los lugares más importantes.

Empezamos por el centro histórico, caminando por la Plaza de la Ciudad Vieja, donde está el famoso reloj astronómico. Justo cuando llegamos dio la hora y vimos el pequeño espectáculo con las figuras moviéndose. La plaza, a pesar del clima, estaba llena de gente y el ambiente era genial.

Después cruzamos el Puente de Carlos, uno de los íconos de Praga. Aunque estaba nublado, las vistas del río Moldava y del castillo al fondo eran increíbles. Pasear por ese puente con las estatuas y músicos tocando le daba un aire muy especial.

También subimos a la zona del Castillo de Praga, y aunque no entramos a todo, sí vimos la imponente Catedral de San Vito. Desde arriba, las vistas de la ciudad son espectaculares.

Durante el día fuimos encontrando varias esculturas curiosas por la ciudad. Una de ellas fue la cabeza giratoria de Kafka, una enorme escultura de espejos que se mueve constantemente. También vimos el famoso hombre colgando de una mano, colgado de una barra como si estuviera a punto de caer. Y por último, una de las más raras: el caballo al revés, una estatua bastante surrealista de un caballo colgado del techo con un jinete encima. Todas estas obras son del artista David Černý, y están repartidas por la ciudad.

A lo largo del recorrido pasamos también por el Teatro Nacional, y vimos de lejos la Casa Danzante, otro ejemplo del lado moderno y artístico de Praga.

Al final del día acabamos cansados, pero contentos de haber podido disfrutar de una ciudad con tanta historia, cultura y cosas inesperadas, incluso bajo la lluvia.

Un día en Plzeň

Durante nuestra escapada por la República Checa, pasamos un día en Plzeň, una ciudad muy conocida por ser el lugar de origen de la cerveza tipo Pilsner, pero que también tiene mucho más que ofrecer.

Al llegar, nos fuimos directamente a explorar el centro histórico, que es bastante compacto pero muy bonito. La Plaza de la República es el corazón de la ciudad. Ahí está la Catedral de San Bartolomé, una iglesia gótica enorme con una torre. No subimos, pero dicen que desde arriba se ve toda la ciudad.

También vimos el Ayuntamiento renacentista, con su fachada decorada y justo frente a unas fuentes modernas muy curiosas con forma de ángeles dorados. Toda esa zona es súper agradable para pasear, con calles adoquinadas y edificios coloridos que le dan un aire acogedor a la ciudad.

Después de caminar un rato, nos paramos a probar unos postres típicos checos en una cafetería local. Lamentablemente, no me acuerdo de todos los nombres, pero estaban buenísimos. Además, la atención fue genial, fue muy amable y tenía un nivel de inglés muy fluido.

Dormimos en un hostel tranquilo no muy lejos del centro, ideal para descansar antes de seguir la ruta. A la mañana siguiente, temprano, cogimos el tren para Praga, con ganas de seguir explorando.

Museo del Bayern y recorrido por el Allianz Arena

Uno de los planes que más ganas tenía de hacer desde que llegué a Múnich era visitar el Allianz Arena y el museo del Bayern Múnich, y por fin lo hice. La verdad, si eres fan del fútbol, es una experiencia súper interesante y vale mucho la pena.

Empezamos por el Museo del Bayern, que está justo dentro del estadio. Está muy bien montado y te cuenta toda la historia del club desde su fundación en 1900. Hay un montón de información sobre los jugadores que marcaron época, los momentos históricos del club, las copas ganadas y hasta el palmarés de las otras secciones deportivas del club (como baloncesto o fútbol femenino). Ver todas las Champions y trofeos juntos impresiona bastante. Al final del recorrido te ponen un documental de unos 13 minutos que repasa la historia del club de forma muy emotiva.

Después hicimos el Arena Tour, que te lleva a recorrer el estadio por dentro. El guía nos explicó un montón de detalles sobre la construcción del estadio, cómo funciona el sistema de iluminación exterior que cambia de color según el evento, y también los precios de las entradas dependiendo de la zona en la que te sientes.

En una parte del recorrido nos dejaron gritar dentro del estadio para comprobar su acústica, y sí es verdad es que retumba un montón. Luego fuimos a la zona donde se sientan los familiares de los jugadores, un sitio más tranquilo y con buena vista. Después conocimos la sala de prensa, que es donde hacen las ruedas de prensa después de los partidos, y de ahí pasamos a lo mejor: los vestuarios del equipo con las camisetas colgadas y el kit completo para jugadores como Kimmich, Müller y Neuer.

Y para cerrar con broche de oro, hicimos el recorrido por el túnel de salida al campo con la música de la Champions sonando de fondo. Fue una pasada caminar por ahí como si fueras uno de los jugadores antes de un partido importante. Una vez en el campo, nos sentamos en la zona de los suplentes y tengo que decir que esas sillas son las más cómodas que he probado en mi vida. Se nota que están hechas para estar ahí concentrado durante 90 minutos o más.

La única espinita que me quedó fue que no lo pude ver iluminado por fuera de noche, porque eso sí que es algo especial. Pero bueno, eso queda pendiente para otro día.

Regensburg

Este fin de semana decidimos hacer una escapada a Regensburg, una ciudad al este de Baviera. Fuimos en tren regional desde Múnich y el viaje duró alrededor de una hora y media. Al llegar, empezamos explorando el centro histórico, que está súper bien conservado y tiene ese aire medieval que hace que parezca que estás caminando en otra época.

Una de las primeras cosas que vimos fue el Antiguo Ayuntamiento (Altes Rathaus), un edificio bastante imponente con una fachada típica bávara. Desde ahí, seguimos hacia la Catedral de San Pedro (Dom St. Peter), que está justo en el centro y es impresionante por fuera y por dentro, con su arquitectura gótica bien marcada.

Después pasamos por la famosa Porta Praetoria, una antigua puerta romana que se dice que fue cruzada por Marco Aurelio durante el Imperio Romano. Y pensar que estás caminando por los mismos lugares que personas de hace más de mil años.

Luego caminamos hasta el río Danubio (Donau), que atraviesa la ciudad, y desde allí vimos el Steinerne Brücke (Puente de Piedra), uno de los puentes medievales más antiguos de Alemania. Las vistas desde ahí son muy bonitas, con el agua, los edificios antiguos y los barquitos cruzando.

Por la tarde, nos aventuramos un poco fuera de la ciudad para visitar el Walhalla, que era uno de los lugares que más me llamaban la atención. Está ubicado sobre una colina a orillas del Danubio y para llegar hay que tomar un autobús o coche (en nuestro caso, un bus desde la estación principal). El sitio es espectacular: es un templo estilo griego con columnas enormes que se parece al Partenón de Atenas, pero dedicado a figuras importantes de la historia alemana.

Dentro del Walhalla hay bustos y estatuas de personajes históricos como científicos, escritores, músicos, políticos, etc. Me pareció súper interesante y también impresionante por la forma en la que está construido. Desde arriba, las vistas del Danubio y del paisaje bávaro valen totalmente la pena.