Γεια σε όλους! (yiá se ólus) O como diríamos en español, ¡hola a todos!

Ayer, 19 de marzo, emprendí mi viaje a Heraclión, capital de Creta. Tras seis horas de viaje y una escala en Atenas, llegué a mi destino. Como recuerdo del viaje tengo toallitas desinfectantes con la marca de la aerolínea (que de momento se van a quedar en el bolsillo de mi abrigo por si acaso), un folleto en griego sobre el día de la independencia de Grecia y un frío permanente en los pies y la punta de la nariz. Cualquiera diría que haría calor en una isla del mediterráneo… ¡Ja!
En realidad no es para tanto. Precisamente esta primera semana hace mal tiempo, como en Madrid. Qué le vamos a hacer. Lo importante es que el viaje fue bien, no perdimos ningún avión y llegamos a la hora prevista a Heraclión. Allí, un contacto de la agencia de prácticas nos fue a buscar al aeropuerto y nos llevó al apartamento donde vamos a pasar los próximos dos meses. Lamentablemente era ya de noche, así que no pudimos ver mucho durante el trayecto en coche.
Hoy sí hemos podido ver un poco más la zona donde vamos a vivir y hacer las prácticas (afortunadamente está muy cerca y se puede ir andando). Y, no menos importante, hicimos amigos.
El primero fue Νερó («neró», agua en griego, para que nos entendamos), un labrador negro que nos estuvo siguiendo durante toda la mañana mientras dábamos un paseo por la playa. En realidad no se llama así (o al menos no lo creo), pero como nos lo encontramos en la playa y era negro… Bueno, me pareció un buen juego de palabras para un nombre temporal. Después, por la tarde, conocimos a otros estudiantes de erasmus que viven en la misma zona. Siempre es una experiencia agradable conocer a más gente, y aún más si tenemos algo como el erasmus en común.
Aunque ha sido un primer día entretenido, mañana lo será más ya que empezamos las prácticas. Si ya es un reto trabajar en otro idioma que no es el tuyo nativo, como en mi caso es el inglés, lo es todavía más si vives rodeado de un idioma y alfabeto bastante distinto al que estás acostumbrado. Y no solo saber leerlo, ¡sino entenderlo! El día de hoy me lo he pasado leyendo carteles en griego e intentando aprender todo lo posible. Espero que me dé tiempo en estos dos meses.
De momento, es hora de despedirse. En la siguiente entrada os pondré al tanto de cómo es mi día a día en una farmacia de Creta.
Γεια σας! (¡yia sas!)