Semana 9

Día 57.

Esta semana no ha habido nada especial. Hoy hemos estado cambiando la pasta térmica de varios ordenadores que iban muy lentos, así que nos pasamos el día entero con eso, además de crimpar un montón de cables, porque casi todos los del rack están defectuosos y hay que cambiarlos.

Día 58. Frühlingsfest

Hoy fuimos al Frühlingsfest, que es una feria enorme con atracciones, puestos de comida y mucha gente vestida con trajes bávaros. Es una de las fiestas de la cerveza de Alemania que se celebra sobre todo en Baviera. Como el Oktoberfest pero en menor medida. Aunque no bebimos cerveza ni nos montamos en ninguna atracción, que es todo carísimo.

Y de camino a la feria pasamos por una iglesia enorme y muy bonita que no sabíamos ni que existía, pero que es una de las más altas de Múnich, con 97m.

Iglesia de San Pablo

Día 60.

Hoy fue el cumpleaños de una compañera del trabajo y trajo un montón de comida y bebida que había preparado ella por completo. Nos llenamos todos con toda la comida que había en la mesa y me hizo ilusión que hubiera jamón y tortilla, que ya echaba de menos los platos españoles.

El trabajo de las últimas semanas

Estas últimas semanas en el trabajo hemos estado bastante ocupados, sobre todo preparando todo para que los exámenes DELE se puedan hacer sin problemas. Uno de los focos principales fue mejorar la cobertura WiFi en todo el instituto. Estuvimos conectando puntos de acceso en diferentes zonas para que la señal llegue bien a todas las aulas y espacios donde se van a realizar los exámenes. Así se aseguran que los dispositivos funcionen correctamente y sin interrupciones.

También nos tocó preparar el auditorio, que ahora está listo para actividades híbridas, es decir, tanto presenciales como virtuales al mismo tiempo. Instalamos una cámara 360 con autoseguimiento, micrófonos inalámbricos, el proyector, y una pizarra inteligente. Todo conectado para que las reuniones por Zoom se puedan seguir desde casa con buena calidad, y los que estén en el auditorio tampoco se pierdan de nada. La verdad es que quedó bastante completo.

Además, estamos haciendo tareas de mantenimiento que ya eran necesarias: limpieza de PC’s y cambio de pasta térmica, porque muchas máquinas ya lo necesitaban urgentemente. También estuvimos reemplazando rosetas de red que estaban rotas o caídas.

Y como toque final, queremos ordenar el rack donde están todos los switches, porque ahora está un poco caótico. Vamos a colocar latiguillos hechos a medida para que todo quede más ordenado, más limpio y fácil de entender si alguien lo tiene que revisar en el futuro.

Poco a poco vamos dejando todo listo para que el instituto esté mejor conectado y preparado para cualquier evento o actividad.

Castillo de Neuschwanstein

Ese día empezó bastante bien, la verdad. Nos preparamos un desayuno diferente: Kaiserschmarrn casero. Es un postre tradicional austríaco parecido a un pancake roto en trozos, que también se puede comer como desayuno. La receta era bastante sencilla… excepto por la parte de batir las claras a mano. Pero al final salió todo bien, quedó esponjoso y lo acompañamos con Nutella, mermelada y frambuesas frescas. Muy rico, y con energía suficiente para el plan del día.

Después del desayuno, cogimos el tren rumbo al famoso castillo de Neuschwanstein, que queda cerca del pueblo de Füssen, en la región de Baviera. El pueblo es muy bonito, con casas de estilo alpino, montañas alrededor y un ambiente muy tranquilo. Desde ahí se empieza la subida hacia el castillo, que está en lo alto de una colina.

Durante el camino hacia el castillo, las vistas son impresionantes. Hay un lago con el agua color celeste (el Alpsee) que se ve desde varios puntos del sendero. La caminata no es muy dura, y con cada paso se va viendo mejor el paisaje. Al llegar arriba, el castillo de Neuschwanstein es tal cual como en las fotos (o mejor). Es famoso por haber inspirado el castillo de Disney, y en persona parece realmente sacado de un cuento.

Por desgracia, no pudimos entrar porque se necesita reservar con antelación y hay que pagar, pero con solo verlo por fuera ya vale la pena. Subimos al puente de Marienbrücke, que queda justo detrás y desde donde se pueden tomar las mejores fotos del castillo con las montañas de fondo. Me llevé unas fotos que parecen de postal.

Ya de vuelta en casa, cerramos el día viendo El Clásico (Real Madrid vs Barça) con unas pizzas.

Semana 8. Dresde

Día 51. Dresde

Después de Berlín fuimos a Dresde, que nos pillaba de camino para volver, así que habríamos pasado de todas formas. Dicen que es una de las ciudades más bonitas de Alemania, y la verdad es que sí, es preciosa. Tiene mucho encanto, arquitectónicamente es muy estética y hasta los edificios normales tienen muchos detalles.

Tuvimos mala suerte y nos llovió mucho. Hay ciudades que con lluvia se vuelven tristes, apagadas y te dan ganas de irte, pero Dresde es todo lo contrario. Incluso bajo la lluvia sigue siendo preciosa, y diría que hasta gana puntos. Además, algunas fotos me han salido con un filtro natural que me gusta mucho.

Plaza del Castillo
Vistas de la Terraza de Brühl
Parlamento Sajón
Museo Albertinum
Ópera Semper
Kronentor Palacio Zwinger
Palacio de Dresde

Lo especial de Dresde es que también quedó devastada durante la Segunda Guerra Mundial y se tuvo que reconstruir casi entera. Sin embargo, en mi opinión, fue reconstruida mejor que Berlín.

Por ejemplo, la Frauenkirche, que es una iglesia de 1743, quedó completamente destruida por los bombardeos. Y después de la guerra, en 1994, la reconstruyeron exactamente igual a como era antes. Ahora se ve mucho más clara que si fuera la original, pero es curioso ver un diseño tan antiguo en una construcción tan reciente. Además, delante han dejado un fragmento de su versión original como recuerdo.

Otra cosa que vimos fue el Desfile de los Príncipes, que es un mural de 100 metros hecho con miles de azulejos de porcelana. Por esto, dicen que es el mosaico de porcelana más grande del mundo.

Semana 8. Berlín

Día 50. Berlín

Esta mañana nos hemos levantado muy pronto para ir a Berlín, uno de los destinos que teníamos que visitar sin falta. Lo primero que vimos fueron los lugares más conocidos, que son el Reichstag, la Puerta de Brandemburgo, la Catedral de Berlín, la torre de telecomunicaciones, el ayuntamiento…

Puerta de Brandemburgo
Torre de Telecomunicaciones
Reichstag
Catedral de Berlín
Ayuntamiento de Berlín

La ciudad me gustó mucho, sobre todo cuando hacía sol, aunque la verdad es que no me pareció tan impresionante como esperaba. No tiene tantísimas cosas que ver, pero supongo que es porque durante la Segunda Guerra Mundial quedó destrozada y tuvieron que reconstruirla casi entera. Justo hoy se cumplen 80 años desde la rendición de Berlín en la guerra, así que delante de la puerta de Brandemburgo había una exposición. En la siguiente imagen se puede ver cómo estaba la puerta durante la guerra y cómo está ahora.

Aun así, tiene detalles interesantes, como la línea de ladrillos que marca por dónde pasaba el muro que dividía la ciudad, separando familias durante décadas…

Y hay partes del muro que se conservan completas. En la East Side Gallery se conservan murales muy famosos.

Visitamos también la Topografía del Terror, que es un museo gratis sobre el régimen nazi y su propaganda. Hay curiosidades y ejemplos de cómo educaban a los niños en el culto a Hitler, llamándolo su «padre», y cómo justificaban cosas como la eliminación de personas «enfermas». Da mucho en qué pensar…

Viena

Después de nuestra escapada a Bratislava por la mañana, volvimos a Viena para seguir con la aventura. Pero en realidad, nuestro primer contacto con la ciudad fue ya de madrugada, apenas bajamos del tren. Aprovechamos para ir caminando hasta el centro y vimos la impresionante Stephansdom (Catedral de San Esteban). Aunque era de noche, estaba iluminada y se veía majestuosa. Fue una primera impresión muy fuerte, la mezcla de la arquitectura gótica con esa calma que hay cuando todo está cerrado.

Ya con la ciudad despierta, empezamos a recorrer las principales atracciones turísticas de Viena. Lo bueno de la ciudad es que muchas de las cosas están cerca entre sí o conectadas con el transporte público, que funciona de maravilla.

Fuimos al Palacio de Hofburg, antigua residencia imperial de los Habsburgo. Es enorme y tiene varios museos dentro, pero solo con ver su exterior ya te das cuenta de la importancia histórica del lugar.

También nos dimos una vuelta por la Ringstrasse, la avenida circular que rodea el centro histórico, donde están muchos de los edificios más importantes de la ciudad. Allí vimos el Ayuntamiento de Viena (Rathaus), el Parlamento austríaco, el Burgtheater y la Ópera Estatal de Viena. Todos los edificios tienen una arquitectura espectacular.

Por la tarde, fuimos al Palacio de Schönbrunn, el equivalente vienés de Versalles. Paseamos por sus jardines enormes y pudimos ver cómo vivía la realeza. No entramos al interior del palacio porque hacía muy buen tiempo y preferimos aprovechar el exterior.

La verdad es que es una ciudad a la que me gustaría regresar.

Una mañana en Bratislava

El día empezó muy temprano. Llegamos a Viena a las 5 de la mañana y Bratislava está tan cerca (a solo una hora en tren), decidimos aprovechar el día al máximo e ir a conocer la capital de Eslovaquia.

Al llegar a Bratislava, lo primero que hicimos fue dirigirnos al casco antiguo. La ciudad tiene un centro pequeño pero muy bonito, lleno de calles empedradas, fachadas coloridas y un ambiente tranquilo que se siente diferente al de otras capitales europeas.

Nos encontramos con varias estatuas curiosas, pero una de las más conocidas es la del «hombre trabajando» (Čumil), que asoma la cabeza desde una alcantarilla. Es una figura bastante simpática y todo el mundo se toma fotos ahí.

Seguimos caminando y pasamos por algunas iglesias antiguas, como la Iglesia de San Martín, que fue antigua catedral y donde se coronaban a los reyes húngaros. También cruzamos la plaza principal, donde está el Ayuntamiento Viejo y varias terrazas con mucho encanto.

Después, subimos hasta el Castillo de Bratislava, que se encuentra en una colina con vistas panorámicas del río Danubio y de toda la ciudad. El castillo es sencillo por fuera, pero tiene una forma muy reconocible y desde arriba se puede ver incluso parte de Austria en días despejados.

Aunque fue una visita rápida, Bratislava nos sorprendió. Tiene un aire relajado, mezcla de historia y modernidad, y fue una excelente forma de empezar el día antes de volver a Viena para seguir el viaje.

Semana 7 (parte 2)

Día 48.

Esta semana está siendo muy tranquila, la verdad. Esta mañana hubo un concurso de poemas y trabalenguas en español recitados por niños alemanes en el salón de actos, y nos mandaron ayudar y supervisar todo. Estuvimos preparando unas 60 bolsitas con cuadernos, bolis y lápices como regalo para el público.

Me llamó la atención que hicieron un catering para los niños y en los puestos de comida había sobre todo pepino, zanahoria y bretzels, que aquí es un tipo de pan. Me hizo gracia lo absurdo que era porque no pensé que a ningún niño le apasionaran las verduras. Pero sí, sí, cogían trozos de pepino y zanahoria súper ilusionados hasta que se terminó todo. Es otro mundo…

Y hoy, por primera vez en mi vida, vi un zeppelin. Es increíble.

Semana 7

Día 41. Día del Libro

Hoy, 23 de abril, era el día del libro y en la biblioteca del instituto habían organizado una especie de exposición con estanterías y mesas con libros destacados que podías llevarte y, al hacerlo, el bibliotecario te regalaba una rosa. Me gustó la iniciativa, así que me llevé un par de libros.

Día 43.

Hoy por fin terminamos un trabajo que llevábamos varios días haciendo en el salón de actos. Teníamos que preparar las cámaras y micrófonos para un evento que retransmitirán en julio por Zoom, para que se viera y escuchara bien tanto en la sala como online. No teníamos ni idea de audiovisuales, así que este es un logro para nosotros.

Día 44. Castillo de Neuschwanstein

Esta mañana invitamos a unos compañeros a casa a desayunar porque queríamos probar a hacer Kaiserschmarrn, el postre que probamos en Salzburgo. Y, la verdad, nos quedó incluso mejor que el que comimos en el bar.

Después de comer fuimos a ver el castillo de Neuschwanstein, cerca de los Alpes. Es un castillo famoso porque se dice que inspiró al castillo de Walt Disney. Era muy bonito y grande, pero no me pareció muy especial. Además, no pudimos verlo por dentro. El castillo está en medio de un bosque, y valoré más la tranquilidad que había y el paisaje natural que el propio castillo.

Praga bajo la lluvia

Después de salir temprano de Plzeň, llegamos a Praga y lo primero que me impresionó fue la estación central. El edificio es enorme, con techos de cristal y una mezcla entre lo antiguo y lo moderno que te hace sentir que ya estás en una ciudad especial.

El día estuvo bastante lluvioso, pero eso no nos detuvo. Salimos sin paraguas pero con muchas ganas y decididos a ver todo lo posible. Y la verdad es que conseguimos visitar la mayoría de los lugares más importantes.

Empezamos por el centro histórico, caminando por la Plaza de la Ciudad Vieja, donde está el famoso reloj astronómico. Justo cuando llegamos dio la hora y vimos el pequeño espectáculo con las figuras moviéndose. La plaza, a pesar del clima, estaba llena de gente y el ambiente era genial.

Después cruzamos el Puente de Carlos, uno de los íconos de Praga. Aunque estaba nublado, las vistas del río Moldava y del castillo al fondo eran increíbles. Pasear por ese puente con las estatuas y músicos tocando le daba un aire muy especial.

También subimos a la zona del Castillo de Praga, y aunque no entramos a todo, sí vimos la imponente Catedral de San Vito. Desde arriba, las vistas de la ciudad son espectaculares.

Durante el día fuimos encontrando varias esculturas curiosas por la ciudad. Una de ellas fue la cabeza giratoria de Kafka, una enorme escultura de espejos que se mueve constantemente. También vimos el famoso hombre colgando de una mano, colgado de una barra como si estuviera a punto de caer. Y por último, una de las más raras: el caballo al revés, una estatua bastante surrealista de un caballo colgado del techo con un jinete encima. Todas estas obras son del artista David Černý, y están repartidas por la ciudad.

A lo largo del recorrido pasamos también por el Teatro Nacional, y vimos de lejos la Casa Danzante, otro ejemplo del lado moderno y artístico de Praga.

Al final del día acabamos cansados, pero contentos de haber podido disfrutar de una ciudad con tanta historia, cultura y cosas inesperadas, incluso bajo la lluvia.