Picnic en Köln 🧺🏞️

Semana del 24 al 26 de abril:

Para aprovechar el finde, con una amiga y compañera de la escuela decidimos organizar un picnic.

Compramos algunas cositas, preparamos la comida y el sábado, desde temprano, nos fuimos al parque.

Primero nos animamos a subir en una barquita de pedales, donde estuvimos dando vueltas por el lago entre patos, tortugas y mucha tranquilidad. No sé qué tienen esos momentos, pero son lo mejor para desconectar.

Después buscamos un sitio bonito para sentarnos, comer y charlar. Y así pasó prácticamente todo el día: hablando de todo un poco, riendo y disfrutando del buen tiempo.

Más tarde nos dio hambre otra vez (¡normal después de tanto parque!) y decidimos ir a cenar.

Eso sí, el transporte público alemán nunca falla… en hacerte esperar: los trenes pasando cada 30 minutos y sin mucha prisa. ¡Madre mía, nunca me voy a acostumbrar!

A pesar de todo, fue un finde genial, lleno de momentos simples pero muy bonitos.

Viaje a Bélgica 🚘⛽

Semana del 14 al 21 de abril, y aquí en Alemania había puente de Semana Santa (o Pascua, como le dicen por aquí). Así que, aprovechando los días libres, decidí unirme a la familia de mi primo para hacer una escapadita… ¡a Bélgica!

Nos fuimos a unos pueblos en la frontera entre Alemania y Bélgica, muy cerquita, y estuvimos allí desde el viernes hasta el domingo. La zona era preciosa, con esos paisajes verdes infinitos y pueblitos súper cuidados. Nos quedamos en un hotel muy cómodo, así que la experiencia fue todavía mejor.

Durante el viaje conocimos mucho: caminamos por calles llenas de vida, muchas de ellas de ambiente turco, con mercadillos, tiendas curiosas y puestos de comida que olían a gloria. La gastronomía fue otro punto fuerte: buenas comidas, sabores nuevos y, por supuesto, no faltaron los gofres ni el chocolate belga.

Además, nos divertimos muchísimo en parques de atracciones, riendo como niños y aprovechando cada momento. La mezcla de buenos paisajes, buena compañía y mucha actividad hizo que fuera un fin de semana perfecto.

Bélgica me dejó con ganas de volver y seguir descubriendo más.


EXPLORANDO CADA RINCÓN Y VIVIENDO CADA MOMENTO 💖🌍🌼

Del 21 al 27 de abril fue otra semana donde no paramos ni un segundo. ¡Y no porque estuviéramos obligadas, sino porque queríamos conocer todo lo posible! Además, también era importante para mí que mi novio viviera al máximo esta experiencia.

Seguíamos con nuestra rutina: prácticas por la mañana junto a mi compañera y por la tarde, salíamos a descubrir nuevos sitios. La verdad es que, aunque las prácticas estaban más tranquilas porque había pocos niños, eso nos permitió compartir mucho más tiempo juntas en una misma clase y disfrutar de la experiencia de otra manera.

El martes, después de las prácticas, nos fuimos a Bonn, un pueblito precioso cerca de Colonia, conocido por ser el lugar de nacimiento de Beethoven. Aunque todo cerraba temprano, pudimos visitar su casa, museo y conocer varios rincones mágicos. Bonn transmite una paz increíble… sin duda, volvería otra vez.

Ya el miércoles empezó la lluvia que no nos dejó en toda la semana. Aun así, no nos desanimamos, nos fuimos a un bar de gatos con mi novio y mi amiga. La idea era tomar algo rodeados de gatitos, aunque era un poco caro, así que estuvimos de pasada y terminamos en un kebab, ¡como buenos aventureros!

El jueves fue un día tranquilo porque mi novio volvía a Madrid. Solo fuimos al aeropuerto a despedirnos.

Y el viernes, después de las prácticas, mi amiga y yo aprovechamos para hacer compras para el sábado, ya que había vuelto el buen tiempo y planeábamos hacer un picnic con nuestra compañera de las prácticas.

Llegó el sábado y fue simplemente maravilloso. Fuimos al Parque de los Animales, primero montamos en barcas, ¡momentazo lleno de risas, miedo y locuras! Luego vimos algunos animales y después nos sentamos a comer, charlar y disfrutar del momento. Estuvimos sentadas desde las 4 de la tarde hasta las 9 de la noche, ¡sin darnos ni cuenta! Después fuimos a cenar a un Burger King y seguimos hablando hasta la una de la madrugada.

Como vivimos en un pueblecito de Colonia y ya no pasaban buses a esas horas, nuestra compañera nos llevó en coche a casa. Pusimos la música a tope, cantamos como si estuviéramos en una fiesta… ¡fue uno de esos momentos que deseas que no se acaben nunca!

El domingo, después de habernos acostado a las 3 de la mañana, nos levantamos con ganas de descansar. Pero somos tan inquietas que después de descansar un poco, a las 5 de la tarde decidimos salir a explorar nuestro barrio. Descubrimos zonas de flores, bosques, fábricas… ¡y terminamos haciendo unos TikToks entre margaritas y vistas preciosas!

Cada semana aquí es más especial. Aprovechamos cada segundo, hacemos locuras y vivimos intensamente, porque al final la vida es una, y está para eso para vivirla al máximo.

UNA SEMANA SANTA DE LOCURA, VIAJES Y MAGIA✨

Del 14 al 21 de abril ha sido una auténtica locura: no he tenido ni un minuto de descanso entre prácticas y vida personal. En las prácticas, aunque no siempre venían todos los niños, ya que algunos se encontraban de vacaciones. Los que estábamos creamos una complicidad mágica. Es impresionante lo que llegas a conectar cuando de verdad disfrutas lo que haces, es un ambiente muy especial.

Entre semana tampoco parábamos: salir, comprar, hacer planes todo el rato… ¡no había momento para aburrirse!

El lunes, mi novio, mi amiga y yo aprovechamos para dar una vuelta por el centro, aunque el tiempo no acompañaba demasiado.
El martes cambiamos de plan y nos fuimos a los bolos con todo el grupo, incluida una compañera del trabajo. ¡Nos lo pasamos increíble! Luego acabamos la noche cenando todos juntos.

El miércoles fue el día más tranquilo, la lluvia nos obligó a bajar el ritmo (¡y la verdad que lo necesitábamos!). Pero el jueves volvió la acción: por la mañana fuimos con la escuela a un parque tipo bosque donde celebramos la Pascua con las familias y los niños. Bailamos, jugamos, hicimos actividades… ¡fue una pasada!

Y como si no tuviéramos suficiente, por la tarde mi novio y yo decidimos, totalmente locos, irnos a Berlín en tren. Son unas ocho horas de viaje si todo va bien… pero claro, se nos retrasaron los trenes y no llegamos hasta las 12 del mediodía del viernes. Aun así, aprovechamos el día turisteando y conociendo lo máximo de Berlín, porque el sábado ya teníamos otro destino: ¡Ámsterdam!

En Ámsterdam fue una auténtica locura (¡pero de las buenas!). Aunque el viaje fue totalmente inesperado, conocimos tanto lo típico como rincones menos conocidos. Hicimos recorridos por los canales, nos perdimos por sus calles y disfrutamos de cada momento. De hecho, puedo decir que salí de Ámsterdam completamente enamorada de la ciudad.

Finalmente, el lunes llegamos de vuelta a Colonia… agotados, sí, pero con el corazón lleno de recuerdos increíbles. Ha sido una Semana Santa sin parar, pero también una de las mejores semanas de mi vida.

DESPEDIDAS, SORPRESAS Y AVENTURAS INOLVIDABLES🌺✨

Esta semana del 7 al 13 de abril ha sido muy especial y con muchas emociones. Durante mis prácticas, estuvimos haciendo las despedidas a nuestra directora y su familia, ya que se van a vivir a España. Fue un momento emotivo y bonito, lleno de cariño por todo lo compartido con ellos. Al mismo tiempo, siento que cada vez tengo más confianza y relación con mis compañeras. Son todas muy buenas, cercanas y me siento muy afortunada por estar viviendo esta experiencia. El lunes incluso nos fuimos a comer mi amiga, la compañera de mi escuela y yo, después de clase, ¡fue un momento muy agradable para compartir fuera del aula!

Aprovechando el buen tiempo que nos acompañó esta semana, también salimos con los peques al exterior para disfrutar del sol y el aire libre, lo cual fue genial tanto para ellos como para nosotras.

Y por si fuera poco, ¡el miércoles tuve una sorpresa preciosa! Mi novio vino a verme sin avisar, y ese mismo día salimos juntos a conocer un poco más la zona. Me hizo mucha ilusión.

El fin de semana fue la guinda del pastel. El sábado, desde por la mañana, salimos a recorrer el parque que ya había visitado el finde pasado, porque quería que lo conocieran tanto mi novio como mi compañera. ¡Y fue una pasada! Alquilamos unas bicicletas tipo barca súper chulas, montamos, nos reímos un montón y disfrutamos un montón del paseo. Luego fuimos a ver a los animales del parque y hasta les dimos de comer.

Después de eso, nos fuimos a comer y pasear por el centro, y aprovechamos para subir a un teleférico con unas vistas espectaculares, ¡muy recomendado! Por la tarde visitamos la catedral por dentro, dimos una vuelta con mi novio y mi compañera y nos montamos en bicicleta. Para cerrar el día con broche de oro, nos fuimos a cenar todos juntos a un restaurante peruano con una compañera del trabajo. La comida estuvo increíble, ¡un 10 de 10!

El domingo fue más tranquilo, ideal para recargar energías. Aprovechamos para hacer comida casera, descansar y jugar a juegos de mesa, que siempre es un buen plan para cerrar una semana tan completa.

Descubriendo Köln 🏞️🐃🚠

Este finde tocó un plan muy local y natural: ¡día completo descubriendo rincones de Köln!

Empezamos la aventura en un parque enorme, de esos con lago incluido y patitos nadando tranquilos. Alquilamos una barquita y nos lanzamos al agua (bueno, no literalmente). Fue súper divertido remar entre los patos y disfrutar del sol y la calma del lugar.

Después caminamos un poco y terminamos entrando a una parte del parque donde había un mini zoológico gratis. Había gallinas, vacas, patos, burros, cabras, ovejas… y lo mejor de todo es que podías darles de comer. Estuvimos un buen rato ahí, como si fuéramos niños otra vez.

Más tarde fuimos al centro de Köln y subimos al teleférico, desde donde se ve toda la ciudad. Las vistas desde arriba son una pasada, totalmente recomendables si vienes por aquí.

Para terminar el día con broche de oro, dimos unas vueltas en bicis y cerramos con una cena en un restaurante peruano que se llama El Inca. ¡Qué bien comimos!

Köln tiene mucho más que su catedral, y poco a poco lo vamos descubriendo.

PEQUEÑOS GESTOS, GRANDES DÍAS

Esta semana en las prácticas ha estado llena de detalles sencillos, pero profundamente significativos. He seguido compartiendo tiempo con los más pequeños, observando sus rutinas, sus formas de comunicarse y lo más especial recibiendo esos pequeños grandes regalos que solo ellos saben ofrecer. Desde una ramita de hierba hasta una piedrecita «mágica», pasando por una flor que claramente había sido arrancada con todo el amor del mundo, objetos que aunque puedan parecer insignificantes para un adulto, tienen un valor inmenso cuando se ven a través de los ojos de un niño. Son sus formas de decir «te he pensado», «me importas», o simplemente «esto es bonito, quiero que lo tengas tú». Estas muestras espontáneas de afecto me recuerdan lo importante que es valorar los gestos cotidianos y cómo la conexión con ellos crece día a día.
Además, sigo conociendo mejor los preparativos para la primavera, que se respira tanto dentro del aula como fuera de ella: hay una energía distinta, más ligera, más viva.

Por otro lado, esta semana también tuvo un giro inesperado: mi compañera se fue a visitar a su prima (¡muy merecido descanso para ella!) y yo me quedé sola. Pero lejos de dramatizar, decidí aprovecharlo como una oportunidad para pasar tiempo conmigo misma, algo que a veces escasea entre rutinas, trenes y tareas. El sábado visité un lugar parecido a un pequeño zoológico, donde los animales estaban al aire libre. Lo más bonito fue poder darles de comer, observarlos de cerca y simplemente estar allí, sin prisas. Me recordó lo reconfortante que es conectar con la naturaleza sin necesidad de hacer nada más. Después, decidí ir al centro de la ciudad y conocerlo con más calma. Curiosamente, me dio la sensación de estar en Madrid un sábado soleado. El ambiente, las tiendas, incluso la forma en que la gente paseaba… todo tenía ese aire familiar que te hace sentir en casa aunque estés lejos.

El domingo fue un plan tranquilo, no hice absolutamente nada (y qué bien sienta a veces). Lo dediqué por completo a mí: a descansar, a mirar por la ventana sin pensar mucho, a ordenar pensamientos y a cargar pilas. Porque sí, estar sola también es una forma de cuidarse.

ENTRE CATEDRALES Y APRENDIZAJES: COLONIA AL DÍA

Con la llegada de la primavera, Colonia florece en todos los sentidos. La ciudad, ya de por sí llena de historia y vida cultural, se transforma en un espacio donde el color, el aire fresco y las celebraciones de Pascua marcan el ritmo de los días.

Los parques se llenan de flores y familias paseando, las terrazas se reactivan con la primera luz cálida del sol, y se respira ese ambiente alegre y renovador que solo la primavera puede traer. Lugares como el Rheinpark, el Volksgarten o simplemente los paseos junto al Rin invitan a disfrutar del tiempo libre al aire libre, a observar cómo cambian los árboles y a dejarse sorprender por los pequeños detalles estacionales.

La Naturaleza: Presente y Valiosa en la Vida Cotidiana

Una de las cosas que más llama la atención en Colonia y en general en Alemania es la importancia que se le da a la naturaleza en la vida cotidiana. Desde muy pequeños, los niños aprenden a respetar y valorar su entorno natural. Los espacios verdes no solo están bien cuidados, sino que forman parte activa del día a día: son lugar de encuentro, juego, exploración y aprendizaje.

Ya sea en una gran zona como el Stadtwald o en los jardines que rodean una guardería, el contacto con la naturaleza está presente en todas las edades. La primavera, con su renovación visual y sensorial, se convierte en el escenario perfecto para reforzar esta conexión: se sale a observar flores, a escuchar pájaros, a tocar el césped mojado o simplemente a correr bajo el cielo abierto.

Para quienes venimos de otros contextos, es inspirador ver cómo aquí se vive con tanta naturalidad esa armonía entre lo urbano y lo natural, y cómo se protege esa relación desde lo cotidiano.

Pascua: una tradición viva en las calles

Durante estas semanas, Colonia celebra también la Pascua, y la ciudad se viste con símbolos tradicionales: huevos decorados, conejitos, flores y mercados llenos de productos típicos.

Los mercados de Pascua, instalados en plazas como Heumarkt y Neumarkt, ofrecen artesanías, dulces de temporada y actividades pensadas para todos los públicos. Es fácil perderse entre los colores de los huevos pintados a mano o el olor de los dulces tradicionales que invitan a hacer una pausa y disfrutar.

En muchos espacios culturales y educativos, también se organizan talleres de decoración de huevos, búsquedas del tesoro para niños, cuentacuentos primaverales y conciertos al aire libre. Algunos museos, como el Museo del Chocolate, incluso adaptan su programación a esta época del año con actividades especiales para familias.

Una primavera que se siente

Más allá de lo festivo, lo más bonito de esta temporada es cómo se vive en lo cotidiano: la gente se anima a pasar más tiempo fuera, los niños juegan más en los patios y parques, y se siente una energía distinta en el ambiente, como un pequeño «renacer» después del invierno.

Estar en Colonia en estas fechas es disfrutar de una ciudad activa, alegre y profundamente conectada con sus tradiciones. La primavera aquí no solo se ve: se celebra y se vive.

AULA Y ANDENES: ESCAPADA IMPULSIVA⛰️🧭

Tras finalizar nuestra primera semana de prácticas , el fin de semana transcurrió en completa calma. No salimos de casa, y ese descanso fue justo lo que necesitábamos para recargar energías y prepararnos para la semana que venía.

La semana del 24 al 30 de marzo comenzó con intensidad. Entre semana, mi rutina se centró en asistir a las prácticas, donde cada día me siento más conectada con los niños y niñas, disfruto de cada momento y sigo aprendiendo, no solo de ellos, sino también de la experiencia misma. Sin embargo, el viernes algo dentro de mí me impulsó a romper la monotonía: decidí, casi sin pensarlo, viajar a Hamburgo para visitar a mi tía.

El trayecto no fue sencillo. Salí a las 4 de la tarde, pero no llegué hasta la 1 de la madrugada debido a los constantes retrasos en los trenes. El viaje se hizo largo, pero cada minuto valió la pena.

Una vez allí, aproveché para recorrer la ciudad, desde el centro hasta los alrededores de la casa de mi tía, pasando por lugares cargados de historia que marcan la identidad de Alemania. Pero, más allá del turismo, lo más valioso fue el tiempo en familia. A veces, uno no se da cuenta de cuánto necesita reconectar hasta que finalmente lo hace.

No voy a idealizar la experiencia. La semana tuvo sus altibajos porque como en cualquier proceso de crecimiento, hay días buenos y otros más desafiantes. Sin embargo, estos momentos de cambio y desconexión son fundamentales. Salir de la rutina, aunque sea por un instante, actúa como un verdadero chute de energía, permitiendo volver con una nueva perspectiva y renovada con ganas de seguir adelante.

Viaje a Geldern🚇🛝

Esta semana las prácticas en la escuela siguieron igual de bien que siempre. Cada día me siento más cómoda, los niños siguen siendo adorables y el ambiente en general es súper agradable. Pero lo más especial de esta semana fue el finde… ¡porque me fui de viaje a Geldern a visitar a mi familia!

Nada más llegar, fuimos a comer juntos y luego a dar una vuelta por el centro de la ciudad. Es muy tranquilo y bonito, como sacado de una postal. También aprovechamos para visitar algunas ciudades de los alrededores y, por la tarde, hicimos un picnic en un bosque precioso.

El domingo también fue muy completo: salimos temprano a desayunar fuera  y después fuimos al parque con las niñas, que no pararon ni un segundo. Terminamos el día comiendo fuera otra vez, disfrutando del buen tiempo y de la compañía.

Alemania me sigue sorprendiendo. Me encanta el clima fresco, las casas tan cuidadas, las plantas por todos lados, las vistas verdes.