Ese día empezó bastante bien, la verdad. Nos preparamos un desayuno diferente: Kaiserschmarrn casero. Es un postre tradicional austríaco parecido a un pancake roto en trozos, que también se puede comer como desayuno. La receta era bastante sencilla… excepto por la parte de batir las claras a mano. Pero al final salió todo bien, quedó esponjoso y lo acompañamos con Nutella, mermelada y frambuesas frescas. Muy rico, y con energía suficiente para el plan del día.

Después del desayuno, cogimos el tren rumbo al famoso castillo de Neuschwanstein, que queda cerca del pueblo de Füssen, en la región de Baviera. El pueblo es muy bonito, con casas de estilo alpino, montañas alrededor y un ambiente muy tranquilo. Desde ahí se empieza la subida hacia el castillo, que está en lo alto de una colina.

Durante el camino hacia el castillo, las vistas son impresionantes. Hay un lago con el agua color celeste (el Alpsee) que se ve desde varios puntos del sendero. La caminata no es muy dura, y con cada paso se va viendo mejor el paisaje. Al llegar arriba, el castillo de Neuschwanstein es tal cual como en las fotos (o mejor). Es famoso por haber inspirado el castillo de Disney, y en persona parece realmente sacado de un cuento.

Por desgracia, no pudimos entrar porque se necesita reservar con antelación y hay que pagar, pero con solo verlo por fuera ya vale la pena. Subimos al puente de Marienbrücke, que queda justo detrás y desde donde se pueden tomar las mejores fotos del castillo con las montañas de fondo. Me llevé unas fotos que parecen de postal.



Ya de vuelta en casa, cerramos el día viendo El Clásico (Real Madrid vs Barça) con unas pizzas.